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Concentración > Francisco Pomares

López Aguilar aseguró el sábado que la amenaza de la intervención de la economía española está más cerca que nunca, lo que es meridianamente cierto, y -siguiendo el guión clásico- responsabilizó de esa situación al PP, a Rajoy y a la “desastrosa conducción de la crisis que ha perpetrado la mayoría conservadora al frente de las instituciones europeas”. De alguna manera, López Aguilar propagandea la nueva visión de la izquierda sobre la situación en Europa. Lo hace en un momento en el que la intervención sobre España se antoja por primera vez no solo como viable (recuerden que España, por el tamaño de su economía, era inintervenible), sino incluso como necesaria, y en el que -también desde la izquierda- se cuestiona la estrategia europea de los últimos dos años como fruto de la decisión de quienes han controlado la política económica -el duo Merkel-Sarkozy, el Banco Central Europeo- de “beneficiar a algunos y perjudicar a otros”. Según López Aguilar, esa estrategia “no ha rescatado a Grecia, ni a Portugal, ni a Irlanda. Por el contrario, ha endurecido sus dificultades”.

Es difícil no estar de acuerdo en parte de lo que dice López Aguilar, aunque sería necesario recordar que el partido al que pertenece ha sido -como el resto de los partidos socialistas y socialdemócratas europeos- cómplice activo de esas actuaciones, y no esta muy claro que hayan dejado de serlo. De hecho, el conflicto que se avecina en Europa no es entre quienes defienden la continuidad de las actuales medidas -la derecha alemana y sus múltiples aliados- y quienes creen llegado el momento de activar mecanismos inflacionarios que calienten la economía y muevan la circulación de capital, el empleo y el consumo. Ese conflicto no está hoy formulado en esos términos, ni siquiera en las filas de los socialistas franceses. La gran preocupación de todo el mundo sigue siendo hoy resolver cuanto antes el problema del agujero de los bancos -que comienza a provocar deserción de activos en masa- y afrontar la reducción del déficit público. Pero el problema es que -se haga como se haga, y en los plazos que se haga- tendrán que aparecer miles de millones que no están en ninguna parte, y que solo podrían entrar en juego dándole de nuevo a la maquinita de hacer dinero del Banco Central. Y eso no ocurrirá sin un gran consenso europeo. López Aguilar puede seguir con su flamante discurso de izquierdas, y señalar las responsabilidades de los otros. Pero sin los otros, en Europa, en España y en Canarias esto no lo arregla nadie.