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Desesperados por el miedo a los desprendimientos

En la casa viven cinco personas, entre ellos un bebé de dos años. / DA

EUGENIA PAIZ | Santa Cruz de La Palma

La situación de la familia de Eva es desesperada. Teme que los techos de la casa donde sus padres viven desde el año 1979, en la planta alta de la tristemente popular promoción de viviendas de La Incubadora y antiguo albergue municipal, se desplomen “cualquier día de estos”. Su temor está fundado en los desprendimientos que ya se han producido -el último de ellos una semana atrás- en el baño y en una de las habitaciones de esta vivienda de 40 metros cuadrados llena de humedades donde el aire es, a ratos, irrespirable.

Un enorme agujero se ha abierto sobre la cama donde cada noche debería dormir tranquilamente su hijo de dos años. Los agujeros en el techo del dormitorio que ocupa y en el salón, donde se han producido grietas precedidas por ruidos ensordecedores hace sólo unos días, son las últimas evidencias de un deterioro progresivo que se ha convertido en el problema crónico de esta familia, a los que les cuesta no echarse a llorar.

Decepcionados

Tres semanas atrás fue el propio alcalde de Santa Cruz de La Palma, Sergio Matos, quien preocupado por la situación tras visitar la vivienda “me pidió cita con Asuntos Sociales para que mi familia y yo la desalojáramos lo antes posible la casa por el riesgo que estamos corriendo y nos mudarnos a una de las casas de promoción pública que tienen en Mirca y que no están ocupadas”. Han pasado tres semanas y Eva confiesa que están decepcionados: “Ya no puedo más. Creí en la palabra del alcalde pensando en que después de ver esta situación nos ayudarían, pero los días pasan y aquí seguimos”.

Relata que “no me devuelven las llamadas, solo me dan largas y yo no puedo pensar más que en que tengo que estar con el niño de aquí para allá en una casa que se nos puede venir encima en cualquier momento”.

Asegura que “tengo ganas de salir corriendo de aquí, de no tener miedo y de poder dormir tranquila, de estar con mis padres y mi hermano en un lugar seguro pero la realidad es que no tenemos recursos y no podemos irnos a ninguna parte porque seguimos esperando para que nos entreguen las nuevas viviendas”. Eva asegura que “no podemos estar aquí ni un día más, ya no sabemos qué hacer ni a quién recurrir”.

Algunos vecinos siguen pensando en ocupar las viviendas del nuevo edificio construido al otro lado de la calle.
De momento no pueden mudarse por la necesidad de modificar el proyecto de demolición, condición necesaria según la normativa vigente en materia urbanística, tal y como recordó semanas atrás el alcalde.