Vértigo >

El ocaso de Cristina > José Carlos Alberto Pérez-Andreu

Es obra de Cristina tener el PP más arraigado localmente de la historia tinerfeña. El que más votos ha sacado. Y también, como repite ella cual cacatúa: que una mujer haya ganado por primera vez las elecciones en Santa Cruz. Es cierto. Incluso, cuando lo realmente relevante sea que las haya ganado el PP (no una mujer), y sobre todo en detrimento de CC. Todo esto es tan real como verdadero es que su soberano ordeno y mando le ha granjeado muchísimos discordantes dentro de su partido, que entienden que (incluso para mandar en el PP) se debe tener mano izquierda. Asunto del que Tavío ha carecido desde siempre. El precio para ser una presidenta indiscutida de cara a la galería ha sido el exterminio de todas las familias conservadoras disidentes de su pensamiento único. Cristina ha arrasado de la faz del organigrama del PP a auténticos iconos que, sin ella saberlo, le han estado haciendo la cama con el único propósito de que ocurriera lo que esta vez sí ha ocurrido: que se la aparte a un lado. Muchos de los que ella retiró a patadas y muchos de los que crecían bajo su sombra se han ido confabulado juntos para recordarle al auténtico líder del PP (que es Soria) algo que este ya sabía: Cristina no es la persona. La resultante inequívoca de todo esto que cuento es que Mary Carmen Hernández Bento es la delegada del Gobierno; Asier Antona es el secretario regional, y Manuel Domínguez será el nuevo presidente del PP tinerfeño. Todo esto tras el paripé del XIII Congreso del Partido Popular en Canarias, en el que se le daba una patada hacia arriba, dejándola sin mando ninguno, pero con un carguito orgánico.

A Cristina le crecen los enanos. A finales de la semana pasada, uno de sus concejales/as del Partido Popular en Santa Cruz me revelaba en una conversación lo harto que muchos están de las estrictas directrices de la aun presidenta de los conservadores chicharreros. Hace algo más de un año, el PP presentaba en Santa Cruz una plancha de preparados e independientes profesionales que querían dedicar un espacio de su vida a intentar sacar a la capital del letargo en el que se encontraba sumida, tras la hibernación de Zerolo en su última etapa al frente de la Alcaldía. Recuerdo que su jefa de filas llegó a presumir, incluso, de que todos hablaban inglés (cosa que me parece formidable). Lo obtuso de todo esto es que son algunos de esos concejales los que hoy no pueden ayudar con sus ideas y proyectos a Santa Cruz, porque Cristina no los deja. O al menos eso es lo que ellos mismos me cuentan. Las consignas parecen claras, y son no prestar ayuda ni apoyo al actual equipo de gobierno municipal. Esto, que supongo que se enmarca dentro de una estrategia política, no tiene sentido alguno para estas personas del PP que no están quemadas aun por la política y no vinieron a pelearse con nadie, sino a empujar al unísono para sacar a flote a Santa Cruz. Y claro, esto, además de terrible, es desolador.

josecarlosalberto@gmail.com | Twitter @jc_alberto