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El pacto de Cristina > José Carlos Alberto Pérez-Andreu

Un pacto por Santa Cruz no se puede proponer desde la rabia o desde el menosprecio. Un acuerdo para sacar adelante cualquier causa que sea menester, no puede emanar desde el rencor o el insulto, porque entonces pocos se sumarán, Cristina. El PP de Tavío ha puesto sobre la mesa algo fundamental que la capital urge sin más paliativos: un acuerdo entre todas las fuerzas políticas representadas en el consistorio. Pero entiendo que las formas, (más típicas de una oposición arrebatada, que de cabezas lo suficientemente fría como para entenderse con todo el arco político) no van a llegar a buen puerto. No sé si Cristina lo haría mejor que Bermúdez. No sé si sus ladridos (quizás mejor maullidos) son fruto de la incapacidad ajena para dar soluciones que ella sí manejaría. No lo sé. Lo que si sé, es que con esos modales no llegará muy lejos en esta legislatura. Y quizás sea una pena, porque Santa Cruz necesita un acuerdo; precisa con urgencia muchas cabezas frías pensando en un único propósito: la ciudad. Claro que con estos modos me pregunto si sería capaz de entenderse con Guigou, con Corrales, con Fernández Arcila o con el mismísimo Julio Pérez. Otra duda ¿Es el pacto realmente por sacar a flote Santa Cruz o por ostentar algo de poder y que otros no lo hagan.

En una esperpéntica actuación de los regidores de la Gerencia de Urbanismo, en donde parece que manda una madame sodomizada (políticamente) a diario por un abogado que viste de negro, (para asombro de los funcionarios y personal externo; además del goce y disfrute de la susodicha madame y cuatro masocas advenedizos) el tiempo pasa detenido, sin que ocurra absolutamente nada. Mientras Santa Cruz languidece día a día esperando ya no un milagro o un golpe de timón, sino que se apruebe al menos parcialmente el PGO (tal y como nos lo habían anunciado) sigue sin pasar nada. No hay movimiento, no hay ilusión y lo que está resultando más triste aún es que se acaban hasta las esperanzas. La crisis va mucho más allá de nuestras fronteras, pero quien escribe no se resigna a una tetraplegia política. A un impás donde más que acuerdos y propuestas escuchemos dimes y diretes. Bermúdez es responsable, Cristina es responsable, Julio es responsable, Pedro es responsable, Guillermo es responsable y Corrales como cada miembro de sus grupos respectivos también lo son. No coincido con Cristina en las formas. La sorpresa es que quizás en el sí en el fondo. Y mientras, como canta Silvio Rodríguez: “…y cómo pasa el tiempo, que de pronto son años…”.

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