CD TENERIFE - SD PONFERRADINA >

La afición es de Primera

Fotos: Sergio Méndez


LUIS DE LA CRUZ | SANTA CRUZ DE TENERIFE

El guión estaba escrito para otra cosa: la ciudad se levantó vestida de blanquiazul. La gente salió muy pronto a la calle. Los bares de los alrededores del estadio estaban llenos. El ambiente era de Primera División y todo estaba preparado para hacer historia, para subir a Segunda A.

Un árbitro dudoso y un equipo desquiciado lo cambiaron todo. El Tenerife perdió ante la Ponferradina y ahora queda un año por delante de lucha para entrar en la liga de fútbol profesional.

El único activo de la entidad blanquiazul, lo único que le queda en esta decepción, es una afición de Primera. Hace un año todo fue distinto. Hubo insultos para los jugadores, bronca para el entrenador y pintada para los ‘mercenarios’. Los aficionados demostraron su madurez y pronto saltaron al campo para animar a los jugadores. Mantearon a Raúl Llorente y gritaron a garganta pelada: “Tenerife, Tenerife, el Tete es un sentimiento”, mientras que algunos, no muchos, miraban al palco para pedir la dimisión de Miguel Concepción, quien desde que se dio cuenta del asunto se marchó del lugar.

Hubo opiniones para todo. Algunos no aguantaron la decepción y desde que la Ponfe marcó el primer gol salieron huyendo. Posiblemente son de esos noveleros que siempre se apuntan a los grandes acontecimientos y, como se dieron cuenta de que el equipo no subiría, optaron por marcharse para casa.

Manteo a los jugadores

Alrededor de unos 500 aficionados, posiblemente casi todos ellos pertenecientes a peñas del Tenerife, aguantaron pacientemente durante casi una hora a que los jugadores salieran del estadio. Esta vez no hubo bronca, tampoco reproches.

Mostraban la impotencia de no darle el ascenso a un grupo humano que durante todo el año tiró del carro, ayudó para que el equipo estuviera vivo hasta los últimos 90 minutos que necesitaba para dar el salto a la Segunda División, aunque a veces las ilusiones no se hacen realidad.

El calor era insoportable y el estómago daba brincos. El reloj ya marcaba las 15.00 horas. Una guagua arrancaba de los alrededores del estadio y todavía quedaba un poco de fuerza para increpar a la expedición de la Ponferradina, que ya marchaba para el aeropuerto como equipo de Segunda División.

El grupo se disolvió y la película se terminó. El Tenerife se queda en Segunda División B, pero el ‘Tete’ sigue teniendo un corazón grande: su afición, que es de Primera.