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La salud mental de nuestros niños y jóvenes > Aurelio Abreu Expósito

Todos somos conscientes de la importancia de una buena salud mental, pero a menudo no nos damos cuenta de que para los niños y adolescentes es igual de relevante que para los adultos. Hemos heredado esa mentalidad antigua de que la inocencia les protege de esos trastornos, cuando lo cierto es que nadie, a ninguna edad, está exento de padecer problemas psicológicos y psiquiátricos.

La población infanto-juvenil (la franja de edad comprendida entre los 0 y los 18 años) necesita una atención especializada para atender estos trastornos cuando se presentan. En ese convencimiento, el Gobierno socialista intentó, desde 2009, impulsar la creación de la especialidad de Psiquiatría del Niño y el Adolescente, recogiendo lo que era también una larga demanda del personal sanitario implicado. En el segundo semestre de 2011 se envió a las sociedades científicas representantes de los profesionales de la salud mental infanto-juvenil un borrador de Real-Decreto para la creación de la especialidad, que no pudo seguir su curso tras el cambio de Gobierno, a fin de que hicieran las alegaciones oportunas, porque una decisión de este calibre no puede tomarse sin el consenso y las aportaciones de quienes se bregan a diario con estos pacientes y sus familias.

En estos momentos en los que la sanidad se ve acosada por los recortes, parece insensato plantear un aumento en la cartera de servicios. Sin embargo, una atención sanitaria adecuada nunca es un gasto, sino una inversión. Detectar y tratar una patología psiquiátrica en la infancia es prevenir un mal mayor en la vida adulta de esa persona, con todo el coste social, emocional y económico que conlleva.

A lo largo del último año, en el que he tenido un contacto frecuente con profesionales del ámbito de la salud mental en razón de mi cargo como consejero de Bienestar, Sanidad y Dependencia del Cabildo Insular de Tenerife, he comprobado cómo para todos ellos era una prioridad disponer de recursos de atención específicos para atender a niños y adolescentes. No siempre es fácil entender de qué forma tan brutal se puede ver alterada una familia cuando uno de sus miembros más jóvenes manifiesta síntomas de un desorden mental, ni qué grado de desorientación se puede alcanzar en la búsqueda de recursos adecuados para su diagnóstico y tratamiento.

España es uno de los pocos países de la Unión Europea que no cuenta con una especialidad de Psiquiatría Infanto-juvenil que dote a los profesionales de la formación y las herramientas necesarias para hacer frente a los trastornos mentales de los más jóvenes. Es un desperdicio que este país siga obligando a estudiar fuera a profesionales competentes y con interés por formarse en la atención a esta capa de la población tan vulnerable. Cuando las estadísticas nos hablan que de entre el 10% y el 15% de la población infanto-juvenil padece algún tipo de trastorno de salud mental, se nos hace especialmente clara la necesidad de contar con profesionales sanitarios formados concretamente en esta área.

Desde el PSOE hemos recogido esta demanda e hicimos todos los esfuerzos que estuvieron en nuestra mano por implantar la especialidad, y ahora que los ciudadanos nos han puesto en la oposición seguiremos planteando las iniciativas que sean precisas para que la población infanto-juvenil vea atendida su salud mental de la forma más adecuada.

(*) Vicepresidente y consejero de Bienestar, Sanidad y Dependencia del Cabildo Insular de Tenerife y senador por la Isla