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La senda que había que abrir

Ha sido una decisión acertada, en la línea correcta. El aplauso, pese a que para algunos es todavía poco, se puede decir que ha sido masivo, y ha llegado desde partidos políticos bien opuestos. Se trata, por si aun no lo han adivinado, del pacto alcanzado el viernes en la capital de Italia, Roma, por las cuatro principales potencias de la Eurozona, que es tanto como decir por Alemania, Francia, Italia y España, con Mariano Rajoy, como correspondía, formando parte del cónclave.

Hasta ese momento, y prácticamente desde la activación de esta honda crisis, solo se había visto hablar de recortes, ajustes, de eliminar los déficit y de otras tantas cuestiones únicamente dirigidas a reducir el gasto de las administraciones públicas.

Tras el viernes pasado, la tendencia ya no es sólo esa: se ha abierto una nueva vía, la vía de apostar, a través de la configuración de un fondo con dinero público de esos países (el 1% del Producto Interior Bruto de la Unión Europea -UE-), por el desarrollo de herramientas que contribuyan al crecimiento económico, que, en el modelo que nos hemos dado en la UE, es tanto como decir que al fin se apuesta por reactivar la economía, por potenciar el crecimiento…

Como ya se sabe, a través de la reactivación de la economía, se apuesta por la creación de empleo y por la consiguiente reducción de la lista de parados, lo que significará, si al final el plan cumple los objetivos definidos en el papel, ir terminando, poco a poco, con el drama de tantas familias, de tantos canarios y españoles que hoy tienen serios problemas para vivir de forma digna, con algo decente que llevarse a la boca, a la boca de los cabeza de familia y de sus hijos, de niños que incluso a veces se ven abocados a situaciones de duro desamparo.

Alemania, Francia, Italia y España han formado un bloque que apuesta, ahora sí, por activar la economía de la zona de moneda única con la inyección de 130.000 millones de euros dirigidos a engrasar el motor de la economía, a echar gasolina a la máquina de generar riqueza en la Eurozona.

Podemos coincidir en que quizás el acuerdo haya llegado tarde. Seguro que sí, pero hoy debemos felicitarnos por que al fin llega, y quizás sea necesario que más adelante se alimente y se engrandezca con nuevas medidas que nos alejen de la única solución de los recortes en el gasto público.

No debe haber duda sobre que este estímulo está diseñado para actuar en el camino correcto, en el de crecer y aminorar el paro y las tantas desgracias que hoy afectan a ciudadanos de la UE. Ahora queda por ver, y esto no es menos importante, cómo se articulará el desarrollo del plan y los objetivos que con este se pueden ir alcanzando a lo largo del tiempo.

Para empezar, y sin más, se trata de una excelente noticia, de una decisión que para muchos ya tenía que haber llegado.

La respuesta al acuerdo a cuatro bandas del viernes pasado en Roma no se ha hecho esperar y el propio líder de la oposición en España, el socialista Pérez Rubalcaba, no ha tenido reparo en salir, ayer mismo, a saludar la iniciativa, a felicitarse por el logro alcanzado y a advertir que ese punto de inflexión es bueno para ponernos a pensar en crear empleo. La creación de empleo es el progreso; es la dignidad; es el futuro de la ciudadanía… Nunca es tarde si la dicha es buena, se dice. Al fin hay algo de esperanza.