arqueología>

Las momias guanches más antiguas se conservan en Tenerife

Belén Rodríguez (EFE) | Santa Cruz de Tenerife

Las momias más antiguas de Canarias se conservan en Tenerife, en el museo Arqueológico, donde se encuentran restos momificados del siglo III después de Cristo, época en la que en las islas vivían pueblos aborígenes de probable origen bereber, conocidos como guanches.

Se trata de 12 momias completas y más de 140 extremidades, troncos y cabezas pertenecientes a hombres, mujeres e incluso fetos, que vivieron en el archipiélago hasta el siglo XV, momento histórico que coincide con la conquista española, según ha explicado en una entrevista a Efe el director del museo, Conrado Rodríguez.

Estos restos humanos han sido encontrados en Tenerife, isla considerada “el centro momificador” de Canarias al contar con una de las cuevas sepulcrales más importantes, la de Roque Blanco, en La Orotava, además de otros puntos relevantes en Los Realejos o Tegueste, al norte de la isla.

No obstante, los ritos momificadores no son exclusivos de esta isla, también en Gran Canaria se han encontrado momias y en el Museo Canario que se ubica en esta isla hay 20, las más antiguas son del siglo VI después de Cristo y proceden de Acusa (Artenara) y del Barranco de Guayadeque (Agüimes-Ingenio).

Las diferencias entre las momias de Tenerife y Gran Canaria se ven a simple vista, comenta el director del museo de Tenerife, ya que, debido al proceso de momificación, en Tenerife se conserva de mejor forma el tejido blando.

Otra de las diferencias está en los fardos que envuelven a las momias, en Gran Canaria están muy bien elaborados, mientras que en Tenerife se utiliza la piel de animal para rodear a la momia.

En este ritual solo participaban los menceyes (reyes) y la elite de la sociedad canaria de la época y se realizaba durante 15 días, tiempo durante el que se extraían vísceras, se ponían al sol, se les sometía a lavados, a unciones con pociones de hierbas y por la noche al humo de las hogueras.

Pasado este tiempo, ha continuado el experto, se les introducía por las axilas e ingles sustancias de secante como piedra pómez y resina y se les envolvía en pieles.

“El mencey podía envolverse en 15 o 20 capas de piel, mientras que el ciudadano corriente solo tenía derecho a un mínimo ritual funerario”, asegura el director del museo de Tenerife, quien explica que la momificación se hacía pensando en el más allá para que en la otra vida tuvieran un aspecto más o menos similar al que tenían en tierra.

Para su correcta conservación, las momias del museo Arqueológico están a menos del 50 por ciento de humedad relativa, la temperatura no puede ser inferior a 20 grados y deben estar en espacios aislados al resto del centro.

Conrado Rodríguez presume de dirigir el módulo dedicado a las momias, “más sofisticado y mejor del mundo”, al haber sido diseñado por los técnicos del Instituto de Patrimonio Nacional y por el Instituto Guetty de California.

Sin embargo, se queja de que el Museo Nacional de Antropología de Madrid no devuelve a Tenerife una momia guanche de Arico (Tenerife), que llegó a la capital de España en el siglo XVIII como un regalo a Carlos III.

Defiende que “no hay argumentos” científicos y de conservación para no llevarla a Tenerife y lamenta que esta momia de origen canario esté fuera de su contexto, al tratarse del único resto guanche expuesto en ese museo.