El pasado miércoles, hablando con Román Delgado, me llegaba la inesperada noticia de que Manuel Iglesias, Manolo, había fallecido. Como se suele decir: “Un jarro de agua fría”. Sencillamente porque Manolo Iglesias, que fue mi jefe años atrás, cuando comencé en esta profesión como corrector, me iba dando la oportunidad de escribir y me escuchaba: no era de los que ponía zancadillas. De él destaco cuatro grandes valores, tres de ellos como periodista, su amplia dedicación al entorno informativo de Venezuela, su capacidad como comentarista, y su excelente labor como periodista gastronómico. Por otro lado, está su cuarto gran valor, el de la persona, y Manolo lo fue y buena. Pero Manuel Iglesias también estuvo siempre cerca de La Laguna. Lo hizo como periodista gastronómico, dentro del gran trío del saber y el escribir sobre el buen yantar: Chela -en nuestro recuerdo-, José Carlos Marrero, y él mismo, Manolo Iglesias.

Traigo aquí una anécdota suya sobre La Laguna, con la que siempre lo recordaré laguneando: “Si quieres saber sobre gastronomía, baja a la cocina, y si quieres saber sobre el buen comer de La Laguna, hay que lagunear”, y él lo seguirá haciendo.