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Pedro: “Solo pido que me devuelvan mi dinero”

Pedro, con la documentación de la discordia. / FRAN PALLERO

TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife

Se llama Pedro, y se ha pasado más de cuarenta años de los 62 que lleva de vida trabajando con el ajetreo propio del comerciante minorista. Ahora, cuando debería estar disfrutando plácidamente de la tranquilidad propia que dan los ahorros, se ve inmerso en una guerra abierta contra su banco de toda la vida a cuenta de las participaciones preferentes, un producto tóxico aunque legal comercializado masivamente por las entidades financieras en los últimos años. Su historia es sencilla y tristemente frecuente en estos días. “Debía 18.000 euros de un préstamo y tomé la decisión de vender un piso e irme a vivir a una pequeña casa. De toda la operación me quedaron 50.000 euros, lo suficiente como estar tranquilo”, relata apesadumbrado Pedro, que reconoce que firmó la primera adquisición de participaciones preferentes “sin mirar, siempre me había fiado de él y nunca había tenido problemas”.

Apenas habían pasado unas semanas y Pedro también firmó otros 20.000 euros en preferentes y, seis días después, fue lo de los 10.000 restantes en obligaciones. “Me dijo que era seguro y que además ganaría algo, como un depósito” pero en realidad estaba entrampando sus ahorros, como miles y miles de españoles, en un producto de alto riesgo especulativo.

“Ahora resulta que no puedo acceder a mi dinero, y cada vez me queda menos para vivir. Me siento engañado, y además pretenden que cambie las preferentes por otro producto que la Comisión nacional del mercado de valores ya me ha advertido que es más de lo mismo”, apunta este tinerfeño, que ya ha presentado su queja ante la entidad y que pretende contactar con otros afectados para organizar una plataforma. “Es el consejo que me han dado en la Fiscalía provincial y ojalá nos uniéramos muchos. Yo desde luego, no me voy a callar hasta que no recupere lo que es mío”, concluye.