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Poderoso caballero > Jorge Bethencourt

He aquí, amado público, el retrato del siglo XXI. Una larga fila de democráticas autoridades de un Estado soberano y arruinado, cuna de las libertades y el debate políticamente correcto, inclinando el espinazo ante el emperador de una dictadura que encarcela a los pensadores disidentes, establece el número de hijos que pueden tener sus ciudadanos y soluciona las protestas sociales poniendo los tanques en las plazas.

Miembros del Gobierno de España y de Canarias han competido duramente por tragarse, con la mejor sonrisa, el rollito de primavera de Hu Jintao, presidente de la República Popular de China y conductor del Plan Científico del Desarrollo que decidió hacer una parada en el hotel Anthelia de Tenerife, donde durmió con ese saludable sueño de los hombres justos recordando tal vez sus años a cargo de la educación social de la región autónoma del Tíbet (ese sitio tan hermoso donde los monjes se queman a lo bonzo para pedir que se vaya el ejército de ocupación de China).

Entre reverencia y reverencia, contando las baldosas del suelo de mármol del hotel, nuestras autoridades habrán desplegado ante Jintao la mantelería de las posibles inversiones que China puede hacer en nuestro próspero país. Cómprenos usted deuda soberana, estimado presidente, que es una apuesta segura para el futuro.

Mire usted, presidente, aquí tenemos en oferta unas islas maravillosas, muy cerquita de África, sin mosquitos, ni malaria, ni nada molesto excepto unos cuantos ecologistas preocupados por los escarabajos, que pueden ser una perfecta base de operaciones para sus inversiones en el continente, con perdón, negro. Y qué me dice de las inversiones turísticas. Mande usted a unos empresarios chinos a que construyan algunos hoteles de cinco estrellas gran lujo para los millonarios chinos o los dirigentes del Partido Comunista, que pueden venir a este rincón de belleza sin par, porque aunque tenemos una moratoria turística nos la podemos pasar por el forro del Parlamento si ha menester.

Sí. Este este es el retrato de la modernidad. Si eres un dictador de un país pobre, eres un repugnante represor de las libertades. Si eres la presidenta democrática de un país austero, que no se gasta ni un duro en pipas, te vuelves el objetivo de bromas y chascarrillos que te tratan como una mesa camilla sin que las feministas se sientan concernidas en sus trémulas encarnaduras igualitarias. Si eres un bolivariano sonado, eres un gorila. Pero si tienes pasta… Ah, amigo. Si tienes pasta tienes tantos Romeos como la más bella de las Julietas.

Twitter@JLBethencourt