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Testigos dicen que Torres les imponía sexo desde niños

EFE | Las Palmas de Gran Canaria

Dos testigos relataron ayer ante la Audiencia de Las Palmas que sus primeras relaciones sexuales las tuvieron siendo menores de edad con el principal acusado del caso Kárate, Fernando Torres Baena, y uno de ellos precisó que comenzaron a los 10 años y “no sabía qué era eso”.

Los dos testigos, dos chicos de 18 años identificados solo con los números 7 y 9, explicó al tribunal, tras un biombo y durante más de una hora cada uno, cómo fueron esos abusos y cómo Torres Baena les hizo mantener relaciones con las otras dos acusadas y con otros alumnos de su academia de kárate, pues les decía que eran buenas para mejorar el rendimiento deportivo. Estos dos jóvenes son los primeros testigos que cuentan en audiencia pública los hechos que han llevado a las acusaciones a solicitar condenas que suman más de 600 años de cárcel para Torres Baena y tres de los colaboradores de su academia de artes marciales. El testigo número 7 contó que comenzó a ir al gimnasio de Torres Baena a los siete años, Posteriormente fue a su casa de la playa de Vargas -sureste de Gran Canaria-, donde un día se despertó porque Torres Baena le estaba haciendo una felación.

A partir de ese día fueron muchas veces las que se desplazó a Vargas, donde el acusado intentó también penetrarle analmente al menos en tres ocasiones, y donde, al mes de su primer contacto con el principal acusado, tuvo sus primeras relaciones con las dos acusadas, las monitoras María José González (pareja de Torres Baena) e Ivonne González. El testigo número 7 indicó que, cuando tuvo “uso de conciencia”, dejó de ir a Vargas y, a los 14 años, abandonó los entrenamientos para evitar las relaciones.

El testigo número 9 declaró que entró en el gimnasio de Torres Baena a los 14 o 15 años. Explicó que a los 15 años Torres Baena le invitó a su chalet para asistir a un entrenamiento, donde tuvo relaciones con Torres Baena. Lo mismo ocurrió con María José e Ivonne y después con otros alumnos.

Los dos testigos, que están aún bajo tratamiento psicológico, denunciaron los hechos porque la Policía se puso en contacto con ellos. “Esto es un marrón”, según el número 7, que hubiera preferido que “nadie lo supiera”, si bien el 9 dijo que, desde que lo contó, por una vez en su vida “dejó de sobrevivir y empezó a vivir”.