EUROPA PRESS | Madrid
El portavoz socialista de Economía en el Congreso de los Diputados, Valeriano Gómez, ha reconocido este lunes que los resultados del Gobierno socialista durante los años de crisis no fueron “aceptables”, pero ha considerado “hipócrita” que esta acusación provenga del PP, un partido que nunca apoyó al Ejecutivo del PSOE cuando tuvo que acometer medidas que requerían esfuerzos a la población.
“Y ahora, el Gobierno del PP nos pide apoyo para medidas que parecen muy pálidas en esfuerzo en comparación con las que tuvo que adoptar el Gobierno socialista”, ha señalado Gómez en declaraciones a RNE recogidas por Europa Press.
Gómez ha afirmado que sería injusto no reconocer que una parte de la responsabilidad de lo que ha pasado estos años la tiene un partido que ha gobernado durante los últimos siete ejercicios: los primeros cuatro años en una etapa de expansión que trajo muchos logros sociales y laborales, y los últimos tres años y medio en medio de la crisis más dura que se ha conocido.
“Muchas de las cosas que se hicieron entonces podrían haberse evitado ahora, pero más allá de quien lo hiciera, llevamos dos años de política de austeridad y eso es suficiente para saber que con asusteridad sólo no se llega”, ha indicado.
El portavoz socialista de Economía ha asegurado que el PSOE “no va a repetir la política insolidaria y de tierra quemada” que practicó el PP con el Gobierno socialista durante los peores años de la crisis, de forma que si hay que alcanzar acuerdos, se tratará de conseguirlos por el bien del país. “No vamos a dejar que caiga España para después levantarla nosotros”, ha dejado claro.
Gómez ha dicho que no utilizaría la palabra “presión” para referirse a lo que hizo Bruselas con el Gobierno del PSOE en los peores momentos de la crisis, con una España “excesivamente endeudada” y necesitada del apoyo europeo.
El exministro socialista de Trabajo ha indicado que algunas de las cosas que pidió Bruselas al Gobierno del PSOE no se hicieron porque no se compartían, y lo que se hizo, ha dicho, se intentó hacer en términos de justicia, tocando las pensiones contributivas, pero no las mínimas, y rebajando el sueldo de los empleados públicos pensando en recompensarles cuando la crisis, que se ha alargado más de lo esperado, remitiera.
Respecto a la situación de la banca, Gómez ha explicado que cuando en 2008 estalló la crisis de las hipotecas ‘subprime’, la banca española presentaba una situación “casi aceptable”, aunque tenía en ciernes su propio peligro, la burbuja inmobiliaria, que finalmente estalló y complicó los balances de las entidades, un proceso que todavía no ha terminado.
La opción que pudo hacer entonces el Gobierno socialista era la de que el Estado pagara por los activos tóxicos de los bancos. “Pero nosotros decidimos que el Estado no podía hacerse cargo de esta ingente cantidad de dinero y optamos por no pagar un solo euro. Si la crisis hubiera durado poco, los bancos habrían sido capaces de aguantar, pero la crisis se ha alargado y el nuevo Gobierno ha optado por socializar las pérdidas”, ha precisado.
En este sentido, Gómez ha recordado que Irlanda asumió ese camino para salvar sus bancos, lo que le ha costado casi la mitad del PIB, y aún así no está creciendo mucho más que España en este momento.
RETOCAR LA IMPOSICIÓN INDIRECTA
El portavoz económico del PSOE ha afirmado que la confianza en un país “es como los goles en el fútbol”. “Si no hay goles, se cambia de entrenador y se baja de división, y aquí sin confianza no hay crecimiento. Por eso los equipos que tienen buen juego y no meten goles deterioran la confianza”, ha indicado.
En su opinión, hay varias cosas que el Gobierno del PP tiene que hacer: no centrar la reducción del gasto en “piezas tan esenciales” como educación y sanidad, y recomponer la estructura fiscal para hacerla más justa y obtener mayores ingresos.
En este punto, ha apostado por gravar las grandes fortunas y los grandes patrimonios y, “si es necesario”, por “retocar” algún impuesto indirecto para financiar estas políticas de gasto. También ha abogado por elaborar una estrategia centrada en el crecimiento económico y por que la “ideología” no presida las decisiones del Gobierno del PP en asuntos como el aborto o RTVE.