El calor y la falta de lluvia provocan graves pérdidas en los cultivos en Canarias

EUROPA PRESS | Santa Cruz de Tenerife

Las olas de calor que ha sufrido el archipiélago, unidas a la falta de agua por la sequía, han provocado graves pérdidas en los cultivos, sobre todo en los cereales y las hortalizas, según ha informado en declaraciones a Europa Press Javier Gutiérrez, técnico de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga Canarias).

“Está siendo un año malísimo, de los que no se recuerdan” afirma este técnico de Asaga, desde donde no han podido calcular todavía las pérdidas económicas, pero reconocen que son “bastante malas”.

Las tres olas de calor que se han producido –una en junio, otra hace menos de un mes y la última la semana pasada– han afectado a los cultivos. “El problema es que han sido mucho más continuas en el tiempo y con temperaturas que en algunos casos no se han registrado en otros años”, ha explicado Gutiérrez.

A esto hay que unirle el problema de la escasez de lluvia, ya que en casi todas las islas los embalses tienen menos de un 15 por ciento de agua en algunos casos, mientras que en otros rozan el 5 por ciento de capacidad. “Existen embalses que no disponen de agua por los agricultores durante días y, durante esas jornadas, cultivos como los frutales aguantan, pero otros como las flores o las hortalizas no lo resisten y se producen pérdidas económicas”, ha dicho Javier Gutiérrez.

Hortalizas y cereales

Es precisamente la hortaliza uno de los cultivos más afectados, ya que el calor ha provocado que muchas no se llegaran a enraízar en las nuevas plantaciones. Otros de los más afectados es el de los cereales, cuyas pérdidas cifran en un 90 por ciento.

“Las plantaciones en algunos casos no nacieron y las que lo hicieron malvivieron a duras penas durante todo su ciclo”, aclara el técnico de Asaga, que ha recalcado que la producción de paja también es mínima.

“Algunos agricultores han recolectado el grano para la próxima siembra pero otras ni eso, han perdido hasta la semilla. Tendrán que intercambiarlas con los agricultores que han podido garantizarla”, ha añadido el también ingeniero agrónomo.

Para Gutiérrez, “todo es consecuencia de esta larga sequía que apenas ha dejado en algunos sitios 20 litros por metro cuadrado desde noviembre, lo que hace inviable las plantaciones”. Además, ha apuntado que el problema no está en vistas de mejorar, ya que “en estas fechas no va a haber precipitaciones continuadas que aumenten la disponibilidad de agua”.

Muchas explotaciones no disponen de tanques o embalses propios y deben recurrir a las redes de riego “en las que, si no hay agua en el embalse principal, los agricultores no encuentran nada al abrir la llave, y así día tras día”. “Otros agricultores con embalses sí están intentando reconducir el agua de otras galerías y pozos”, añade.

La falta de agua está obligando a los agricultores a utilizar acuíferos que no se habían usado hasta ahora. “El agua de esas zonas es de mala calidad en muchos casos, con conductividades altas y PH malos, lo que agrava la situación, porque los cultivos no lo aceptan”, ha aclarado Javier Gutiérrez.

Frutales y papas

Mientras, los frutales aguantan un poco más sin agua, pero el calor también les afecta. De hecho, los agricultores han tenido que adelantar la recogida de la fruta debido a que el golpe de calor ha hecho que maduren antes de tiempo. No obstante, hay igualmente pérdidas, ya que gran parte de esta fruta no se puede comercializar y se tendrá que desechar.

Otros que han tenido que tirar gran parte de su cosecha son los agricultores de papa, pero no por el calor, pues ya está recolectada. “Desde marzo y abril hemos calculado pérdidas de más del 80 por ciento en lo que respecta a la papa de consumo, porque la sequía tan grande que ha habido le ha mermado los rendimientos”, ha comentado Gutiérrez.

A esos datos hay que sumarle que en muchas explotaciones de la isla de Tenerife, sobre todo del Norte, más del 50 por ciento de la recolección en plantaciones de secano se han perdido por los daños de polilla. Este insecto es de dos tipos, la de aquí –la Phthorimaea operculella– y otra de procedencia guatemalteca –la Tecia solanivora–, que fue introducida alrededor del año 1999 y ha hecho “verdaderos estragos” en las explotaciones.

“La situación es muy delicada porque los agricultores no ven soluciones de inmediato. Llevamos desde el mes de marzo o febrero avisando de que podría ser un verano muy duro en ese sentido y las consecuencias las estamos viendo ahora”, ha añadido el técnico.

La viña parece ser la que menos daños ha sufrido. La última ola de calor ha provocado que la hoja de la vid se queme, pero no ha afectado al fruto. “Ahora bien, se está notando que la maduración se va a adelantar, porque este aumento de temperaturas va a hacer que el proceso sea más rápido”, ha reconocido desde Asaga.

La situación no tiene visos de mejorar, aunque Gutiérrez quiere pensar lo contrario. “La gente mayor ya anunciaba una larga sequía y nosotros no tenemos indicios de que la entrada del otoño sea pronto y las lluvias hagan acto de presencia. Pero esperamos que pronto aparezca y aligeren la carga de los agricultores en cuanto a falta de agua”.