La palabra más común en boca de los afectados por los incendios sufridos estos días ha sido impotencia. O sea: valorar que el objetivo (apagar el fuego) excede con creces las capacidades (físicas, emocionales o materiales) de las que se dispone. Incluso etimológicamente el término es exacto: no hay (im-) poder suficiente (-potencia) para acometer la tarea con perspectivas realistas de éxito. ¿Y tú? ¿Te sientes im-potente en algún aspecto de tu vida? ¿Cuál es el fuego que te ves incapaz de apagar? ¿Piensas que no dispones de lo necesario para la consecución de alguna de tus metas? ¿Es la resignación tu única respuesta? Afortunadamente, antes de tirar la toalla el coaching te plantea ciertas preguntas que pueden ayudarte a enfocar de una forma más positiva la situación.
1) Ante todo, ¿has definido correctamente lo que quieres? Recuerda: ya dedicamos una columna a esto. Entonces te mostré que cualquier objetivo ha de responder al acróstico M.A.R.T.E.: Medible (cuantificable), Alcanzable (dentro de tus posibilidades reales), Retador (que suponga para ti un desafío), Temporalizado (con fecha concreta de ejecución) y Específico (lo más preciso posible). En ocasiones basta con reencuadrar el objetivo trazando una meta menos ambiciosa, ampliando el tiempo para alcanzarlo o dividirlo en tareas más pequeñas para que cambie nuestra impresión sobre la posibilidad real de conseguirlo.
2) ¿Has alcanzado alguna meta similar en el pasado? ¿Con qué recursos contabas entonces? ¿Los puedes volver a utilizar ahora? ¿Qué crees que necesitas específicamente?
3) ¿Conoces a alguien que sí cuente con los medios de los que tú careces y que te los pueda proporcionar? En esta fase el apoyo de un buen coach puede ser decisivo para diseñar correctamente la conversación que es preciso mantener con esa persona o colectivo a fin de que hagan suyo tu propio objetivo, vean una contrapartida clara y te brinden así lo que necesitas para conseguir lo que deseas. Esto también se puede aplicar a los medios económicos. Napoleon Hill, en su libro Piense y hágase rico, habla del D.O.P. (Dinero de Otras Personas) como fórmula, y nos recomienda que si lo que necesitamos es un capital del que no disponemos nuestro primer objetivo consistirá en convencer a otros que sí lo tienen de que inviertan en nuestra idea. Robert Kiyosaki afirma: “Las personas que dicen: no se puede hacer dinero sin dinero, en realidad están queriendo decir: no conozco la forma de cómo hacerlo”.
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