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Hechos, certidumbres y sospechas > Fernando Fernández

Entre las alegrías que nos da la selección española de fútbol en estas semanas del tingo al tango entre Polonia y Ucrania, he hablado con algunos amigos en Alemania y en Bruselas para tratar de atar los cabos sueltos que encuentro en la tormenta de noticias relacionadas con nuestras penurias económicas. Una tormenta que no veo en la prensa alemana, por lo general tan ponderada en sus juicios. No doy con el hilo argumental que obligó a la convocatoria urgente del Eurogrupo el sábado 9 de junio por la tarde, para conceder a España un préstamo de hasta 100.000 millones de euros con los que sanear las cuentas de unas cajas de ahorro quebradas. Algo que hasta aquel día el Gobierno español no había previsto y era solo una hipótesis con la que se trabajaba para tomar una decisión una vez conocidas las auditorías en curso de nuestro sistema bancario. La filtración aquel viernes 8 en la prensa británica de la alarmante situación de nuestros bancos y cajas determinó la urgencia. Conozco bien que un viernes a mediodía no queda nadie en Bruselas, que los eurócratas cierran y marchan de fin de semana hasta el lunes. No es algo nuevo, ya lo dijo Jimmy Carter a Adolfo Suárez, quejándose de que no conseguía hablar con nadie en Europa durante un fin de semana.

Aquella noticia se publicó un viernes y obligó a reunirse por vídeo conferencia un sábado por la tarde, para tomar un decisión sobre un préstamo de miles de millones de euros que no se sabía de donde saldrían, ni cómo se financiaría, ni las condiciones del préstamo, ni sus consecuencias sobre la deuda soberana, ni nada de nada. Alguien filtró una noticia para obligar a tomar una decisión cuyos pormenores, varias semanas después, aún se están negociando y lo que te rondaré morena. Es un hecho cierto que todo sucedió con la precipitación citada y que alguien ganó miles de millones con ello. No creo en la teoría conspirativa y que todo haya sido una maniobra contra España, pero es evidente que desde entonces el futuro del euro es más cuestionado que nunca. A diario, todo el mundo opina de todo y en Alemania he leído que un prestigioso economista dice que deben abandonar el euro y volver a su sólido marco, que ahora sería más sólido que nunca. Ignoro por qué el Comisario Almunia habla cada día de asuntos que no son de su estricta competencia, suplantando al comisario responsable, el finlandés Olli Rehn. ¿Alguien imagina al ministro de Industria opinando sobre la agricultura? No veo la razón de su diaria presencia en los medios españoles. Es verdad, como él mismo ha dicho, que es un comisario europeo y como tal ha pasado el filtro del Parlamento Europeo a propuesta del presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso; solo un imberbe indocumentado actuando como portavoz del PP se atreve a pedir su dimisión. Pero es evidente que tiene una agenda española que le hace estar mas presente en España que en todos los países de la Unión Europea juntos. Es fácil saberlo, basta consultar internet. Por qué razón, de pronto, un simple funcionario europeo de tercera división como el tal Amadeu Altafaj hace a diario declaraciones sobre la crisis en España y está presente también cada día en los medios españoles, especialmente en RTVE. ¿Alguien puede explicarlo?

Hay demasiados intereses en juego y cada día se hace más urgente una explicación que arroje algo de luz sobre tantos hechos y clarifique algunas sospechas. Tal vez sea Rajoy quien deba darla, pero hasta él debe estar sorprendido por alguna de las cosas que suceden.