
GABRIELA GULESSERIAN | Garachico
La cofradía de pescadores San Roque e Isla Baja ha solicitado al Ayuntamiento que traslade el punto de venta, ubicado en el muelle viejo, al puerto deportivo y pesquero, inaugurado recientemente. Así se lo hicieron saber al alcalde, Heriberto González, quien se comprometió a realizar todas las gestiones pertinentes para que esta petición del sector se concrete lo antes posible aunque no puede precisar una fecha.
La cofradía, que aglutina a 10 barcos y unos 14 pescadores, entre marineros y patrones, considera que esta mudanza de este puesto, que tuvo que ser reformado como consecuencia de un temporal marítimo, y el que los trabajadores del mar venden legalmente el pescado que capturan, “facilitará mucho su trabajo” en el nuevo recinto portuario. Por eso, solicitan que otros materiales que también resultan indispensables, como la cámara de frío, la pesa y la oficina del etiquetado, corran la misma suerte.
Fuentes del colectivo aseguraron a este periódico que “son muchas las personas que acuden al muelle a comprar pescado fresco, principalmente vecinos de la zona”. Sin embargo, no sucede lo mismo con los restaurantes de la comarca, que prefieren comprarle a los furtivos debido a que el producto “les sale más barato”.
No obstante, reconocen que “la comodidad principal” será para los pescadores, quienes además, esperan que en un futuro su sede, que actualmente se localiza a la entrada del municipio, pasando el cuartel de la Guardia Civil, pueda ser ubicada en el nuevo puerto deportivo y pesquero.
De momento, el alcalde les dijo que el primer paso es trasladar la grúa, a la que seguirán los otros materiales.
Los pescadores inscritos en la Cofradía intentan vivir de lo que pescan. No tienen estadísticas sobre el volumen de ventas ya que éstas dependen del estado del mar y de cuántas horas pueden salir. “Hay días que no se consigue nada porque el temporal lo impide y otros que son muy fructíferos”, aseguran. Por ello, cualquier esfuerzo que se pueda hacer para facilitarles su tarea, les resulta de ayuda.
Sobre todo, si se tiene en cuenta las dificultades a las que deben hacer frente y que cada vez son mayores, encabezadas por la “pesca ilegal” y los controles y requisitos que les exigen cumplir las diferentes administraciones encargadas de vigilar la actividad.