DA2> yo, tú, ella

“Mi sueño era dar clase”

INMA MARTOS | Santa Cruz de Tenerife

La pasada Navidad celebró su cuarenta aniversario como empresaria y profesora de danza. Cuarenta años han pasado ya, desde que Rosalina Ripoll viajara desde Barcelona hasta Tenerife para cumplir con su sueño de ser profesora de danza clásica. Antes sus zapatillas danzaron por teatros como el Liceo. En el año 1972, el actual Centro Internacional de Danza de Tenerife se llamó Academia Giselle -uno de los más famosos ballets de la historia- por unos años. A principios de los ochenta, el amor, en la persona del bailarín y coreógrafo, Miguel Navarro llamó a su puerta y se convirtieron en compañeros en la vida y de profesión.

-Ya le queda menos para las bodas de oro de su academia y de su vida en pareja. ¿qué ha sido más difícil de llevar a lo largo de estos cuarenta años?

“Las dos cosas en conjunto, más difícil todavía. Pero tampoco te creas que estamos todo el día juntos, porque cada uno tiene su cometido. Por las noches cuando nos vemos si que hay tiempo, sobre todo para discutir sobre ballet. La academia no me ha costado, porque lo que siempre he querido hacer, desde que tenía quince años es dar clases de ballet”.

-El centro que usted fundó fue uno de los primeros de Tenerife. ¿Cómo fueron los comienzos?

“Al principio entraba una niña y se iban tres. Aquí había algunos profesores pero el ballet era poco conocido en aquella época en la Isla. Luego poco a poco fue mejorando”.

-Les costó un tiempo crear una compañía de ballet (Ballet de Tenerife), que sigue siendo privada por falta de subvención pública…

“Estamos luchando desde el año ochenta y nos hemos cansado de hablar con las autoridades. Sólo hubo un año que estuvimos subvencionados por parte del Ayuntamiento de Santa Cruz, gracias a Maribel Oñate. Pero está claro que una administración sola no puede costearla. Lo ideal sería que Cabildo, Gobierno y Ayuntamiento hicieran un esfuerzo común porque además sería beneficioso. Además, la compañía podría hacer los espectáculos de las fiestas etc. de forma gratuita porque los bailarines recibirían un sueldo al mes por su trabajo y sería beneficioso para todos”.

-¿Cómo se costea la compañía hoy en día?

“Tenemos que cobrar por los espectáculos, pero es difícil de mantener porque los bailarines tienen que comer. El problema es que a lo difícil que es hacer carrera en el ballet, se suma que los integrantes de la compañía tienen que trabajar o estudiar, además de ensayar y finalmente, algunos lo tienen que dejar porque tienen que ganarse la vida”.

-¿Ha habido alumnos que han podido hacer carrera fuera de la Isla?

“A pesar de lo complicado que resulta hacerse un nombre, sí ha habido a lo largo de los años alumnos que han bailado en ballets nacionales e incluso extranjeros. Por supuesto, también muchas alumnas nuestras que hoy tienen otras academias o dan clases de danza en Tenerife”.

-¿Cómo ha cambiado la danza desde que usted comenzó?

“En los movimientos no ha cambiado nada, está todo inventado. No obstante, en la forma de dar clase y en las posturas la exigencia es mayor. Ahora se exige más limpieza, no basta solo con una técnica perfecta. Incluso los chicos que antes sólo tenían que levantar a la bailarina ahora deben saber bailar igual que las chicas”.

-¿Su intención es seguir muchos años, a pesar de que sus hijos ya están cogiendo el testigo de este centro?

Yo espero dar clase al menos diez años más. Ahora también soy la gerente de la compañía y me gusta ser dueña y gestionar. Mi hijo Héctor (bailarín), cuando vuelva del extranjero, donde se encuentra de gira, se quiere dedicar a la academia como empresario y Sandra ya está trabajando con nosotros”.

[apunte]La entrevistada lleva un maquillaje sencillo, de uso diario, realizado por Verónica Galán, maquilladora desde el año 2008 pero también actriz y periodista. Verónica está especializada en la elaboración de maquillaje profesional para producciones cinematográficas y además, es integrante de la compañía teatral Troysteatro de Tenerife. [/apunte]