OPINIÓN > Ricardo Melchior Navarro

Palos en las ruedas > Ricardo Melchior Navarro

El ejercicio de gestionar los asuntos de interés público, máxime en los tiempos que corren, exige altitud de miras y vocación de consenso. Más allá de interpretar la política como pretexto para minar al adversario, los ciudadanos reclaman crecientemente una lectura distinta, basada en la colaboración, que ayude a superar las consecuencias de la difícil coyuntura actual. La búsqueda de salidas a esta crisis extraordinaria obliga a arrimar el hombro de forma colectiva. Todos juntos y sin subterfugios. Con un mismo lenguaje y coraje: aquí y en Madrid; en las instituciones y en los medios.

Coherentes con esta realidad, una mayoría de cargos públicos y representantes políticos han terminado por adoptar dicho discurso, que repiten una y otra vez. Otra cosa es que luego ese mensaje case con los hechos. Porque, desgraciadamente, cada vez de forma más habitual, escuchamos o leemos testimonios de responsables públicos que poco o nada se corresponden con sus actuaciones. Predican justamente lo contrario de lo que hacen y se quedan tan anchos. En el caso concreto de nuestra tierra, aparentan una preocupación por Tenerife pero, en paralelo, entorpecen la búsqueda de soluciones a los problemas.

Sirva como ejemplo la reposición de viviendas de Las Chumberas, cuyos habitantes llevan cuatro años a la espera de una solución. El asunto exige la intervención conjunta de varias administraciones, con un acuerdo entre las partes, como sucedió en los casos del Gobierno de Canarias, el Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de La Laguna, gracias a la sintonía lograda entre los partidos representados en estas instituciones. Fruto de ello fue el convenio firmado con el Ministerio de Fomento, antes de concluir la pasada legislatura, que comprometía al Gobierno español a financiar la mitad del presupuesto para demoler y reedificar los 42 bloques afectados.

Pero el nuevo Gobierno estatal no está por la labor de cumplir aquel acuerdo, por más que tuviera forma de decreto ley y que contase con el apoyo del propio Partido Popular. Y sus representantes, los mismos que hablan y escriben de talante colaborador para solucionar este problema, rechazan en el Senado incluir en los Presupuesto del Estado la partida correspondiente para iniciar las obras sin más dilación. O se abstienen en el Cabildo, cuando el Pleno de la corporación exige al Ministerio de Fomento el cumplimiento de sus compromisos. No nos hallamos ante un caso aislado o puntual. Sucede lo mismo con toda una batería de iniciativas planteadas por las instituciones canarias para reactivar la economía y crear empleo. Acciones que tienen que ver con la rehabilitación de la planta alojativa en las zonas turísticas, la mejora de las infraestructuras hidráulicas o el desarrollo de los convenios de carreteras, ralentizadas o directamente eliminadas de los Presupuestos Generales del Estado.

Actuaciones necesitadas de financiación estatal o europea, como es el caso de los sistemas ferroviarios, cuya construcción podría generar hasta 20.000 puestos de trabajo.

La respuesta sistemática, contraria al compromiso adquirido con esta tierra y sus habitantes, rebosa evasivas y contradicciones. Se alude a medidas contra la exclusión social y el desempleo pero se desautoriza cualquier iniciativa en ese sentido. Basta con analizar su actitud, en el Congreso y en el Senado, respecto a las iniciativas citadas, o su descalificación a la estrategia alternativa emprendida por el Cabildo, en Bruselas y Luxemburgo, ante la Dirección General de Movilidad y Transporte de la Comisión Europea o el Banco Europeo de Inversiones (BEI), respectivamente, en busca de fondos para llevarlas a cabo. Seremos perseverantes.

Por mucho que hablen y escriban acerca de la necesaria colaboración para salir de la crisis, los hechos denotan que su prioridad, lejos de ser Tenerife, no es otra que el partido al que sirven. Difícilmente se puede cooperar poniendo palos en las ruedas.

Ricardo Melchior Navarro es Presidente del Cabildo de Tenerife