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Puertos y aeropuertos: nos jugamos nuestro futuro> José Manuel Bermúdez*

El sistema de infraestructuras de comunicaciones es fundamental para cualquier territorio que aspire a un cierto progreso económico y social, pero cuando hablamos de un archipiélago -un territorio aislado, fragmentado y alejado- la consolidación de ese sistema de comunicaciones se convierte en el auténtico cordón umbilical sin el cual está condenado irremisiblemente a la asfixia y al colapso.

Dicho de otra manera, una isla o conjunto de islas cuyos puertos y aeropuertos (a los que ahora hay que añadir los sistemas de telecomunicaciones) no son adecuados y competitivos deja cerrada su puerta de entrada y salida para personas y mercancías, sin ninguna alternativa a su alcance que sí existe en territorio continental por vía terrestre. Y esta realidad de perogrullo, que aquí conocemos bien y a veces de forma muy dolorosa, parece que hay que explicarla una y otra vez a quienes toman decisiones desde la cómoda realidad cotidiana de quien no siente ni esa lejanía ni ese aislamiento.

Sólo así se entiende la importancia que tiene para el futuro de nuestra tierra la inclusión en el sistema de la Red Transeuropea de Transporte, que más allá de parecer una mera idea teórica, supone la posibilidad de participar en todos los planes de mejoras y de inversión de la Unión Europea, con una previsión de hasta 20.000 millones de euros durante los próximos años en materia de transporte, energías y telecomunicaciones.

Creo de especial relevancia el hecho de la unanimidad tanto institucional como de los sectores económicos y de todas las fuerzas políticas para alcanzar este objetivo, que es común. Un ejemplo palpable de que la unidad en el esfuerzo facilita los resultados es la buena noticia que hemos tenido esta semana con la instalación del tan esperado escáner de inspección de contenedores en el Puerto de Santa Cruz de Tenerife.

Una inversión elevada, pero necesaria porque posibilita el control, la seguridad y la agilidad en la entrega de las mercancías, e impulsa su desarrollo en el mercado internacional hasta el punto de que no sería viable el comercio con determinados países que exigen esa instalación como requisito imprescindible en los puertos de origen o destino.

Santa Cruz es actor principal en estas demandas, no sólo por su papel de ciudad portuaria y la cercanía del aeropuerto en el área metropolitana, sino como capital de la Isla y del Archipiélago. Es de justicia también señalar el esfuerzo de planificación que está llevando a cabo el Cabildo Insular de Tenerife para realizar un planteamiento muy inteligente que permite aunar esfuerzos y presentar los dos aeropuertos de Tenerife ante la Unión Europea como plataforma aeroportuaria única y, como unidad portuaria en este sentido, los puertos de ambas capitales canarias. De esta manera, y conservando su autonomía de acción y dirección, es posible cumplir los requisitos generales de capacidad y actividad para su inclusión en esta Red Transeuropea de Transporte.

Una vez más es necesaria esa unidad a la que antes hacía referencia. Todos, sin distinciones políticas, debemos arrimar el hombro para que las autoridades españolas defiendan como merecen ser defendidas nuestras aspiraciones ante la Unión Europea. La miopía de una limitada visión partidista no puede ni debe entorpecer la capacidad de generación de empleo y riqueza para el futuro de nuestra tierra. Es posible que en otros territorios también sean importantes este tipo de inversiones -yo no lo discuto-, pero para Tenerife y para Canarias va más allá: es una cuestión de supervivencia.

*Alcalde de Santa Cruz de Tenerife