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Que gane el mejor> Francisco Pomares

Tiempo de Congresos, éste. Después de la triple reválida a la que los socialistas sometieron a José Miguel Pérez (escapó con un aprobado por los pelos en la segunda), le toca el turno al ajuste de cuentas del congreso coalicionero, quiero decir, a su segunda parte, que consiste en decidir quién mandará en Tenerife, si será uno que salte a la pata coja cuando Rivero se lo pida (léase Javier González Ortiz), o mandará alguien con autonomía y voluntad de liderazgo (léase Fernando Clavijo).

Después de los intentos de hacerse con el control de los compromisarios de la delegación de Santa Cruz de Tenerife -que parece que quedó en tablas- Rivero ha intentado negociar un acuerdo con Fernando Clavijo, pidiendo que éste aceptara llevar en la presidencia de su candidatura a Javier González Ortiz. A Clavijo no le molestaba esa opción, se lleva bastante bien con González Ortiz, y un acuerdo habría evitado tensionar también este Congreso. Además, Clavijo no ha logrado convencer a Hermoso para que le acompañe en la presidencia. Hermoso está hasta el moño de lo que viene ocurriendo en Coalición en los últimos años, pero no quiere bajar al terrero. Cree que su obligación es mantenerse al margen. Por eso, la opción de González Ortiz parecía razonable. Hasta que la gente de Rivero empezó a apretar en Santa Cruz y Arona, y Clavijo se ha enfadado: quizá se ha olido que el formato de repartirse la ejecutiva con González Ortiz tiene trampa, y que con el hombre de Rivero subido a la chepa, le iba a resultar muy difícil mantener una posición independiente, mucho menos crítica, cuando llegue el momento de demostrar que Tenerife espera controlar la parte que le toca del proceso de confección de listas.

Con la que está cayendo, todo este sarao de los partidos puede parecer bastante baladí, pero aquí nadie quiere perder carrete: Rivero se prepara para una tercera nominación como candidato. Todos los pasos que ha ido dando en los últimos meses -sobre todo los mimos a la inexistente organización grancanaria- se dirigen a garantizar esa tercera candidatura presidencial, convencido como está de que los resultados no son determinantes para hacerse con la presidencia. Coalición puede quedar reducida a la práctica inanidad, y él seguir siendo el presidente, si El PP o el PSOE no consiguen mayoría absoluta. A eso es a lo que juega Rivero. Y a evitar que se juego personal hunda para siempre el proyecto político de Coalición es a lo que se apresta Fernando Clavijo.