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Tres años de cárcel por vender 29 euros de heroína junto a la plaza del Charco

TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife

La Sección Quinta de la Audiencia provincial de Santa Cruz de Tenerife ha condenado a un varón al que se le identifica como Domingo M.G. a tres años de cárcel como autor de un delito contra la salud pública después de haber sido sorprendido en dos ocasiones vendiendo una papelina de heroína de baja calidad por diez euros, así como en otras tres ocasiones en posesión de cantidades similares, según recoge la sentencia que obra en poder de DIARIO DE AVISOS. Precisamente, es esa reiteración la que figura entre los fundamentos jurídicos de la sentencia a la hora de rechazar la catalogación de estos hechos como de menor entidad.

La detención del ahora condenado se produjo como consecuencia de un servicio conjunto entre el Cuerpo Nacional de Policía y la Policía Local de Puerto de la Cruz cuyo objetivo era terminar con el menudeo de droga en las inmediaciones de la plaza del Charco, un tráfico ilegal que había sido denunciado por los vecinos.

En total, son cinco las ocasiones en las que Domingo, que simula ser gorrilla de los aparcamientos colindantes es sorprendido por las fuerzas del orden, concretamente los días 27 de mayo, 9 de junio, 28 de junio, 30 de junio y 7 de julio de 2010.

Es en mayo y en julio cuando los policías demuestran que Domingo acaba de vender sendas papelinas de heroína por diez euros cada una, mientras que durante junio sólo se logró sorprenderle en posesión de la droga, siempre heroína o cocaína y siempre repartida en pequeñas dosis dispuestas para su venta.

En total, ser le ocupan trece bolsitas o papelinas con droga, estimándose el valor total de la misma en el mercado ilícito en 130 euros.
Así las cosas, el tribunal entiende que los hechos descritos tienen la suficiente entidad como para apreciar prácticamente en su totalidad la pena solicitada por la Fiscalía (tres años y seis meses de prisión).

Dosis mínima

Para ello se basan en la referida reiteración, que consideran probada por la cantidad de veces en las que es sorprendido en el mismo lugar y con todos los indicios y/o pruebas de estar traficando con drogas, así como el hecho de que, a pesar de que éstas presentan un bajo nivel de pureza, sí es suficiente como para superar con holgura la dosis mínima psicoactiva.