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Un paseo limitado

JOSÉ E. GARCÍA | Santa Cruz de Tenerife

Ana Violeta y Suso no eligieron vivir sentados en una silla de ruedas. Nadie escoge ese destino. Son un ejemplo de superación, no solo por soportar con firmeza el lastre que la vida les ha cargado injustamente, sino por esquivar día a día esos obstáculos incomprensibles que la mano humana se empeña en cruzar en sus caminos: bordillos altos, semáforos para peatones donde el tiempo para pasar de un lado a otro es insuficiente, escaleras, estrechas aceras y coches aparcados en sitios indebidos. Estas son solo algunas de las barreras arquitectónicas que Ana Violeta y Suso deben eludir a diario.

Odisea casi diaria

A menudo, Ana Violeta y Suso se trasladan desde el Centro de Atención al Minusválido Físico (CAMF), ubicado en El Sauzal, hasta la parada del tranvía de Cruz del Señor, en Santa Cruz. Allí, los esperan sus amigos, Mari Carmen, la presidenta de la Asociación de Vecinos Tesceyte, y uno de sus vocales, Juan Ramón. Su meta es llegar a la plaza del barrio de García Escámez. Una auténtica odisea. El primer escollo aparece en la calle Tío Pino. Un coche aparcado encima de la acera impide el avance. Al percatarse de su error, la dueña lo aparta y Ana Violeta le da las “gracias”, aunque no tiene por qué. Más adelante, en la calle Simón Bolívar, un bordillo demasiado alto imposibilita el paso al otro lado. Ana Violeta, en tono de broma, comenta: “Queremos investigar por allí pero no podemos”. En la calle Los Sauces, la estrechez de la acera, las farolas y la altura de los bordillos obligan a Suso y Violeta a moverse por la carretera, con el gran riesgo que conlleva. Al llegar a García Escámez, deben rodear un barrio lleno de escaleras para acceder a la plaza, en la parte alta. En total, hora y media para recorrer poco más de un kilómetro. Sin la inestimable ayuda de sus amigos, Mari Carmen y Juan Ramón, sería imposible.

Y a la vuelta

La aventura se repite. Piden un taxi adaptado y pese que a uno se compromete a llegar en 15 minutos, Ana Violeta sugiere volver al tranvía. “Se de qué va esto; una vez me dijeron lo mismo y esperé tres horas en el Instituto Las Indias”, afirma. La guagua para El Sauzal sale a las nueve menos cuarto y deben llegar al intercambiador. Lo consiguen.

Las barreras arquitectónicas y contratiempos son el pan de cada día de Ana Violeta y Suso. Sin duda, una vida complicada y un modelo a seguir.

Este es un ejemplo de un problema que a diario afrontan miles de personas con dificultades de movilidad en cualquiera de los pueblos de la Isla.

[apunte]Invitado político
El pasado martes, Asunción Frías, concejala de Sí se puede en el Ayuntamiento de Santa Cruz, acompañó a Ana Violeta y Suso en su recorrido para comprobar de primera mano la necesidad de elaborar con la mayor celeridad posible el Plan de Accesibilidad Municipal, aprobado en la sesión plenaria del 30 de septiembre de 2011. El acuerdo contemplaba iniciar por la vía de urgencia las obras públicas destinadas a eliminar las barreras arquitectónicas. En este sentido, Frías asegura que “se han dado algunos pasos” pero también que es necesario darle más prioridad al tema por su “importancia”. Desde la Asociación de Vecinos Tesceyte se ha denunciado en varias ocasiones las dificultades que tienen para moverse por el barrio no solo las personas en silla de ruedas, sino también aquellas que se apoyan en un bastón o en muletas. Por ello, Asunción Frías se acercó al barrio y observó cómo el interior de García Escámez es un laberinto de escaleras.[/apunte]