La bronca entre el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, y el titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, a cuenta de la reforma del sector energético coloca de nuevo en el disparadero a Canarias. Y es que las Islas vuelven a pagar el pato, porque la tasa que pretende imponer Soria conducirá a las renovables a la quiebra. Los empresarios ya lo han advertido esta semana, aunque, menos mal, Montoro ha decidido ponerle freno.
El ministro canario se ha empeñado en reducir el déficit de la tarifa energética en unos 24.000 millones de euros, una cifra que ha ido acumulando el sistema eléctrico español desde que se decidiera la liberalización del mercado eléctrico. Pues bien, la reforma de Soria incluiría, y digo incluiría porque aún no se sabe exactamente cómo será esta impuestazo, distintas tasas en función de la tecnología que usen las empresas para la generación de la energía. Y en este baremo, las renovables son las más perjudicadas.
Los empresarios canarios, que han hecho grandes esfuerzos en un momento como el actual, por apostar por esta nueva fórmula de generación de energía, esperan, ahora, una tasa que los va a ahogar mucho más y los va a tener atrapados en un limbo burocrático hasta que el pulso Soria-Montoro se resuelva.
Ambos ministros están de acuerdo, también porque no les queda otro remedio, en la reducción del déficit eléctrico, en lo que discrepan es en el método. El problema es que, hasta que se pongan de acuerdo, los empresarios tendrán que seguir esperando, aunque los créditos no esperan.
Esta claro, y hay estudios que lo avalan, que los sobrecostes de producción energética en las Islas son menores si se realizan a través de energías renovables. La idea de que estas fuentes energéticas son más caras ya no es válida. El propio Gobierno de Canarias así se lo hizo saber al ministro Soria hace unos meses en un documento en el que pone de manifiesto que la opción de las renovables es muchísimo mejor y más barata que la generación de energía vía fuentes convencionales.
Europa está con las renovables. Estados Unidos (EE.UU.) comienza a ver en estas fuentes una opción mucho más viable y menos contaminante que, por ejemplo, el ansiado petróleo. España lo intenta, aunque no lo consigue. Y, mientras tanto, Canarias, con las condiciones idóneas y unos empresarios preparados, sigue esperando.