...y no es broma >

Ciberligues > Conrado Flores

Tras la irrupción en nuestras vidas de las nuevas tecnologías y las redes sociales, se han producido grandes cambios a la hora de buscar el amor. Hace un tiempo, TVE entrevistó a un hombre de mediana edad que decía no pedir nada extraordinario sino a una mujer “que sea sincera y que tenga el pelo rizado, y castaño claro, tirando a rubio”. Estoy seguro de que si hubiera recurrido a la Internet es probable que pudiera elegir entre un amplio abanico de mujeres con esas características.

La red es genial para leer la prensa, enviar mails, comprar billetes de avión y ver vídeos de gatitos en Youtube, pero alguien muy inteligente se dio cuenta de que la mayoría lo hace con tres propósitos fundamentales: contactar con gente, espiar a gente y ver gente desnuda. Las redes sociales surgieron para satisfacer los dos primeros y para el último los usuarios disponen de la tercera parte de las páginas del mundo.

Porque vivimos en una sociedad que huye del fracaso estamos poniendo una pantalla entre nosotros y los demás. En la barra de un bar, aunque sepas que la persona con la que estás charlando no es la que buscas, no puedes apretar una tecla y hacerla desaparecer. Del mismo modo, tampoco puedes identificar los estados sentimentales ni la disponibilidad de los demás hacia una relación. Así que acabas bebiéndote dos rones para tener el arrojo de hablar con una chica pero ni aún así hay garantías del más mínimo éxito. Si tras un segundo abordaje -y ya van cuatro rones- te meten un corte y te envían de vuelta a la barra, el asunto empieza a ser traumático y te sientes tan mal que sólo te entran ganas de ir a casa de tu madre y que te haga un chocolate caliente.

A los tíos esta nueva era nos ha venido genial porque en el mundo real ellas siguen adoptando roles pasivos que contrastan con una actividad frenética a través de la red. Además, el anonimato de Internet te ofrece huir con sólo pulsar una tecla. Hay miles de páginas para solteros en las que se nos ofrece encontrar una pareja que encaja matemáticamente con nuestro perfil. Meetic, eDarling, Match… Introduces tus datos, tu mejor foto y tus gustos personales, y la tecnología encontrará por ti a la mujer de tu vida. Sin traumas, ni fracasos, ni nocturnidad. Y así, según parece, seguimos progresando.