ENTREVISTA > JUAN MANUEL SANTANA PÉREZ

“Es necesario ampliar los medios de extinción con los que cuenta Canarias”

JUAN MANUEL SANTANA
"La solicitud de recursos fue inmediata, pero hubo problemas de disponibilidad", dice Santana. / FRAN PALLERO

JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife

Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de La Laguna (rama Psicología), Juan Manuel Santana Pérez (Las Palmas de Gran Canaria, 1962) asumió en julio de 2011 la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias. Desde entonces, Santana ha tenido que lidiar con complejos fenómenos naturales, como el proceso eruptivo de El Hierro o los recientes incendios de Tenerife y La Gomera. Ello lo ha situado en el epicentro de las críticas y las disputas políticas entre las distintas administraciones implicadas. En esta entrevista analiza la respuesta ofrecida por los equipos de emergencia de las Islas, que según él han demostrado que “Canarias cuenta con un sistema eficaz contra las emergencias, que funciona en estrecha colaboración con los cabildos y ayuntamientos”.

-Con el incendio de La Gomera estabilizado y los de Tenerife a punto de ser extinguidos, ¿qué balance puede hacer de la actuación y la respuesta de los equipos de emergencia?

“La respuesta de los equipos de emergencia tanto de los cabildos insulares como de la Comunidad Autónoma sigue siempre un mismo protocolo de actuación ante un incendio, que está establecido en el Plan de Protección Civil por Riesgo de Incendios Forestales (Infoca). Este plan cuenta, en época estival, con los medios habituales de los cabildos y los cinco helicópteros permanentes del Gobierno de Canarias, más los medios adscritos provenientes de la Administración del Estado (la Brif, con base en La Palma, que consta de dos helicópteros y dos brigadas helitransportadas, y un helicóptero Kamov, con base en Los Rodeos). Según el nivel de gravedad asume la dirección de las tareas de extinción el Cabildo, en los niveles 0A, 0B y 1; o la Comunidad Autónoma, cuando se eleva a nivel 2. En este último nivel se pueden solicitar medios extraordinarios, como la Unidad Militar de Emergencias (UME) o medios aéreos, que en este caso son los hidroaviones, no porque sean, según técnicos consultados, los más idóneos en función de las características de la orografía de nuestras Islas, pero sí los que más rápido llegan desde la Península. La activación de todos estos medios fue inmediata, pero contó con la dificultad añadida de la simultaneidad de los fuegos en diferentes islas, lo que retrasó el traslado de los medios terrestres; y también el número de incendios en la Península, lo que provocó que no hubiera disponibilidad inmediata para todos los medios que se solicitaron. Dicho esto, y una vez que los intervinientes se encontraban en el lugar del incendio, hay que destacar la coordinación entre todos ellos y su disposición para colaborar. Hay que tener en cuenta que hemos tenido varios grandes incendios durante este verano y las condiciones meteorológicas han facilitado que algunos de los conatos que se declararon se convirtieron luego en incendios importantes”.

-¿Cuál fue el momento más crítico de los últimos fuegos?

“Si hacemos referencia a todos los fuegos que han ocurrido durante este verano, y teniendo en cuenta que el principal objetivo del Plan de Protección Civil es la evitación del daño a las personas, cada vez que un incendio llega a cualquier población existen momentos críticos. Así ocurrió por ejemplo en Vilaflor o Erjos, en Tenerife, en los núcleos de población dispersos afectados por el incendio de El Paso, en La Palma, y más recientemente en La Gomera, en Igualero, Chipude o Las Hayas. Por la trascendencia del mismo y el número de personas afectadas, la entrada del fuego en el barranco de Valle Gran Rey, en la madrugada del día 13 de agosto, quizás fue el momento más crítico de todos. Durante el domingo, día 12, las brigadas terrestres centraron sus esfuerzos en controlar el fuego en la zona alta, para evitar que entrase en el barranco. Había retenes ubicados por la zona de Guadá, para evitar por un lado que el fuego avanzara y, por otro, que llegara a las casas; y en previsión de esta situación ya estaba dada la orden de desalojo hasta la Casa de la Seda. En un momento de la noche, e impulsadas por el viento, pavesas provenientes de la parte alta del barranco del Agua se introdujeron en el barranco de Valle Gran Rey y cuando alcanzaron el cañaveral el fuego se extendió rápidamente. Su avance fue imposible de detener, dado el tipo de combustible y las condiciones meteorológicas. Fueron momentos de mucha tensión, porque había que tomar muchas decisiones en poco tiempo, con el objetivo primordial de salvaguardar la vida de las personas, además de dar respuesta a todas aquellas que se habían quedado fuera de sus casas. Esto fue posible gracias a la inmediata reacción del dispositivo de seguridad, especialmente de la Guardia Civil y la Policía Local; así como de la asistencia sociosanitaria del SUC y de Cruz Roja”.

-Desde distintos sectores se lanzaron críticas sobre la falta de coordinación entre las administraciones. ¿Cree usted que se actuó de manera eficaz y coordinada?

“Ante un incendio forestal se deben coordinar muchos intervinientes. Cuando la Comunidad Autónoma asume esta función se establece una Sala de Coordinación en el Cecoes 1-1-2, en la que están representados todos los implicados: Gobierno de Canarias, Delegación del Gobierno, Guardia Civil, Cruz Roja, etc.; y, en estos casos a los que nos referimos, en contacto directo con los Cecopin de las islas afectadas por el fuego. Sólo puedo tener palabras de reconocimiento hacia el trabajo que han realizado y a la buena disposición mostrada en todo momento. Creo que, en general, se ha respondido por parte de las diversas administraciones de manera eficaz y coordinadamente. Los grandes incendios requieren de la colaboración de muchos recursos para su extinción y evitación de riesgos para las personas; por eso, más allá de determinadas demandas que se puedan realizar para mejorar los dispositivos, es importante realzar la estrecha colaboración que existe entre todos los que participan en las tareas de extinción”.

-¿Cómo juzgaría la actuación y declaraciones de algunos políticos las últimas semanas?

“No quisiera a entrar a valorar declaraciones en ese ámbito, porque la extinción de los incendios se realiza desde un punto de vista técnico, y en el desarrollo de la emergencia, en el que las vidas humanas y nuestro medio ambiente están en peligro, el resto es secundario. Debemos centrarnos ahora en extinguir los fuegos existentes y trabajar para que no haya más incendios; y si los hay, que todos estemos a lo que tenemos que estar, que es procurar facilitar los recursos necesarios para su rápido control a las brigadas que están combatiendo el fuego a pie de llama. Siempre habrá tiempo de hablar y discutir en otros foros”.

JUAN MANUEL SANTANA
"Los helicópteros Kamov son más adecuados a las condiciones de nuestra orografía". / FRAN PALLERO

-¿Es necesario actualizar o revisar algunos de los protocolos para este tipo de situaciones?

“Los protocolos de protección civil son instrumentos que intentan planificar las actuaciones que son necesarias desarrollar en situaciones de emergencia y establecer la adecuada coordinación entre las administraciones. En este sentido, los protocolos intentan recoger las medidas y las instituciones responsables de esas medidas, ante los riesgos naturales que como Archipiélago y por las condiciones de nuestro territorio podemos tener, y que incluyen también los riesgos antrópicos, o sea, los asociados a la intermediación del hombre (mercancías peligrosas, contaminación marítima etc.). La coordinación, niveles de actuación y los recursos están perfectamente tipificados en el Infoca, pero se pueden dar situaciones que no casen exactamente con lo establecido en el documento, como las características propias de un incendio por el lugar en el que se produce, las condiciones meteorológicas que confluyen, etc. Los planes de protección deben ser documentos vivos y recibir las aportaciones de todas las administraciones implicadas. Por lo tanto, siempre hay que realizar una evaluación de todos los procesos de aplicación de los planes y modificarlos, si fuese necesario. Hay que diferenciar en primer lugar a qué administración compete la extinción de los incendios y por tanto qué operativos ha de disponer. En el caso de Canarias, corresponde a los cabildos insulares dicha competencia. Las unidades que cada cabildo destina a la lucha contra los incendios forestales están adscritas, normalmente, a aquellas consejerías insulares que ostentan competencias en materia medioambiental. Entre dichas unidades figuran los técnicos forestales que, estando de guardia, son designados como directores de extinción. Según la gravedad del incendio, y en función de la necesidad de coordinar los recursos, el Infoca contempla cómo han de coordinarse esos medios y a quién corresponde la dirección del Plan, que es en definitiva a quien la dirección de extinción ha de reportar y hacer sus solicitudes”.

-Uno de los temas de los que más se ha hablado el último mes es la necesidad de contar con una base permanente de hidroaviones para la extinción de incendios. ¿Qué opinión le merece?

“Canarias es una Comunidad Autónoma que, en este caso, tiene muchos elementos diferenciales con el resto. Además de la lejanía, somos un territorio fragmentado y esto dificulta la optimización de los recursos. Además, nuestra orografía es muy abrupta y variable en un espacio reducido. El 95% de los incendios que se producen en Canarias a lo largo del año pueden ser abordados con los medios propios de los cabildos insulares y con los medios de los que dispone la Comunidad Autónoma, así como los adscritos ordinariamente al Plan por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Pero, en ocasiones, las situaciones son más difíciles y los incendios se complican. Es en estos casos cuando se requiere otro tipo de respuesta añadida, con más medios aéreos y terrestres. Esto pasa también en cualquier otra parte del Estado, la diferencia es que cuando ocurre un incendio en Madrid, Andalucía, Galicia o cualquier otro territorio peninsular el resto de recursos que puede poner el Estado a disposición se encuentran mucho más cerca. La demanda del presidente, que realiza desde 2007, es que tengamos en Canarias una base permanente de hidroaviones en época estival, que son los medios de los que dispone el Estado. Se trata de aumentar el dispositivo que se activa todos los veranos, con la Brif y el Kamov, para activarlo inmediatamente en aquellas situaciones en las que se requiera actuar de manera más integral. Ampliar los medios en Canarias es necesario dado que el tiempo de operatividad real, en el caso de los hidroaviones, desde que se solicita hasta que comienzan su actuación se prolonga una media de 20 horas, como así ha sucedido en los incendios de este verano en las Islas. No se trata de atribuir al Estado ninguna responsabilidad, de hecho siempre que ha tenido aviones disponibles -teniendo en cuenta la coincidencia con otros incendios en Península- ha mostrado su colaboración remitiendolos, sino de manifestar el hecho real que supone que la lejanía es un handicap a efectos de disponer a la mayor brevedad de recursos adicionales. Por ello, es necesario la ampliación de dichos medios, bien hidroaviones u otros, como puedan ser los helicópteros Kamov, más adecuados a las condiciones de nuestra orografía”.

[apunte]

El Pevolca debe “retocarse”

El tema de los incendios ha restado protagonismo al fenómeno eruptivo de El Hierro, que Juan Manuel Santana también siguió muy de cerca. Dicho proceso, recuerda Santana, “está desde el pasado 6 de agosto en situación de prealerta (semáforo verde)”, según determinó la dirección del Plan de Protección Civil por Riesgo Volcánico (Pevolca). Al igual que ha sucedido con el operativo contra los incendios, el  citado Pevolca también fue muy discutido, algo con lo que no está de acuerdo el director general de Seguridad y Emergencias. En su opinión, “el plan tiene como fin principal proteger las vidas humanas y afortunadamente ese objetivo lo logramos tanto en la crisis sismo-volcánica como en los incendios”. Sin embargo, Juan Manuel Santana reconoce que el Pevolca “es un buen plan que requiere algunos retoques”. Las decisiones se toman con la información que se dispone en el momento. Cuando el tiempo ha pasado, y uno sabe lo que ha ocurrido, es fácil decir que algunas decisiones fueron equivocadas”.

[/apunte]