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Juan Cruz: “El periodismo vive un gran momento, pero los periodistas no lo saben”

SANTIAGO TOSTE | Santa Cruz de Tenerife

Juan Cruz
Juan Cruz publicará en breve dos nuevos trabajos literarios. / DA

Quizás podamos decir que la isla es un territorio físico, pero también mental, que Juan Cruz Ruiz (Puerto de la Cruz, 1948) siempre lleva consigo o al que siempre regresa. Si aceptáramos esa premisa, también podríamos concebir que esa misma isla ha servido de vehículo a este escritor y periodista para emprender un viaje por océanos de palabras, que unas veces se ponen al servicio de la información y otras, simplemente, se dejan llevar por la memoria, o por la imaginación, o por la mezcla de ambas. El autor de Ojalá octubre, Egos revueltos o Contra el insulto mantuvo esta charla con DIARIO DE AVISOS, una conversación en la que habló de literatura y periodismo; de crisis y de crisis dentro de la crisis, y también de porciones de tierra rodeadas de agua por todas sus partes.

-Hace muy poco se ha reeditado su libro Contra la sinceridad, que, desde otra perspectiva, presenta un discurso crítico muy cercano a una obra suya más reciente, Contra el insulto. ¿Esta manía de aniquilar al otro desde la palabra se encuentra hoy más legitimada que nunca?

“Sí. Y a mi juicio eso responde a que en la actualidad resulta mucho más fácil acceder al otro; contamos con cantidad de instrumentos que facilitan esa rapidez en la calificación del otro, sin que sea necesario tener información muy precisa sobre esa persona. Tenemos las redes sociales, Twitter, Facebook…, están los blogs… Y en el caso del periodismo, poco a poco se ha ido despojando de algo tan esencial como es la necesidad de la información, de modo que cualquiera puede decir de cualquiera lo que se le venga en gana. Y eso algunas veces puede dar de sí ingenio, pero en otras el resultado es el insulto”.

-Aunque acude con frecuencia a las Islas, usted también puede observar la realidad canaria desde cierta distancia. ¿Qué es lo que más le llama la atención a Juan Cruz de todo lo que ocurre aquí?

“Lo que más me sorprende es lo poco que se quiere a la tierra. La hipocresía con la que se manifiesta el amor a la patria chica. Si sales a la calle, te encuentras con que la falta de respeto por el patrimonio ha sido una constante desde la última parte del siglo XX hasta hoy. La preocupación que tenía César Manrique por el territorio, por ejemplo, era despreciada por las autoridades en su tiempo y ahora también. La Fundación César Manrique nunca ha recibido la atención y apoyo por parte de las autoridades que se merece, y ni siquiera por quienes debieran estar más preocupados por el medio ambiente. Lo que más me llama la atención, en definitiva, es el descuido con el que, en una tierra donde casi todo el mundo se dice patriota, se ha ido rompiendo, precisamente, el sustento de esa patria, que no es otro que la tierra”.

-El periodismo y la literatura son las dos vertientes del oficio de escribir al que usted ha dedicado buena parte de su vida. ¿Son territorios que continuamente se confunden en su actividad o por el contrario los entiende como dos herramientas para expresarse bien diferenciadas?

“Los asumo como dos elementos de un mismo cuerpo, el de la narrativa. Para el periodismo la narrativa exige rigor, verdad, comprobación…, mientras que en la narrativa de ficción puedes inventar; es más, se prima lo que inventes. En el periodismo, en cambio, lo inverosímil no se premia, o al menos no debería”.

-La revolución digital está poniendo en cuestión aspectos que pertenecen a la propia esencia del periodismo, de la literatura y hasta del mundo editorial. ¿Qué habremos ganado y qué habremos perdido una vez que todo se normalice?

“Pues yo creo que cuando llegue ese día sobre todo habremos ganado en prontitud, pero ese factor no resulta siempre una virtud, al contrario: a menudo nos hace cometer errores muy graves. De manera que si ganamos en prontitud, también corremos el riesgo de perder en rigor”.

-Y en el caso concreto del periodismo, ¿qué momento atraviesa a su entender este oficio que siempre se encuentra en continua redefinición?

“El periodismo vive ahora un momento extraordinario, lo que pasa es que los periodistas no lo saben. A menudo solemos hacer periódicos como si no los fuera a leer nadie. En lugar de elaborar periódicos interesantes, nos dejamos llevar por la monotonía y acabamos por hacerlos únicamente para poder cerrar cada edición. No nos preocupamos de lo que hay dentro, de lo que debiéramos incluir en ellos para llegar a interesar a los lectores. Básicamente, llegamos a escribir periódicos como si no estuvieran hechos para ser leídos, sino exclusivamente para ser vendidos”.

-¿Y vislumbra que se vaya a revertir esta tendencia?

“Cada día hay más periodistas y más medios, lo que ocurre es que nos encontramos dentro de una crisis que no está ofreciendo buenos empleos a los periodistas y tampoco está claro qué es lo que va a ocurrir con la financiación de los medios, de qué van a vivir los periódicos. Pero estoy seguro de que, más pronto que tarde, se encontrará una fórmula, una salida, y el periodismo resurgirá”.

-Crisis, rescate, prima de riesgo… son palabras y expresiones que se han instalado en nuestro vocabulario. La perplejidad ante tanta incertidumbre define en buena medida nuestra actitud como ciudadanos. ¿Nos queda margen de respuesta ante tanto interrogante?

“La respuesta se encuentra en saber cuáles son los límites de la crisis. Estamos ante una crisis que es, evidentemente, financiera y económica; y por lo tanto, se puede controlar. Pero hay cosas que en el transcurso de ese control no se pueden dejar olvidadas por el camino. Si tenemos crisis y rebajamos en salud, en educación, en investigación, en cultura seguro que amaneceremos en un territorio peor. Pero si en la crisis se recorta de lo superfluo y no de lo importante, de lo que resulta esencial para una sociedad, creo que al final nos despertaremos en un mundo mucho más consciente de por dónde ha de moverse”.

-A poco que se le siga, llama mucho la atención la incesante actividad que desarrolla Juan Cruz. En estos momentos pasa sus vacaciones en el Sur de Tenerife, pero, ¿existe ya un nuevo proyecto literario en su cabeza?

“Siempre hay. De hecho, ahora trato de corregir un libro, un volumen que será la segunda parte de Egos revueltos, donde plasmé mi memoria como editor. Además, para este otoño saldrá un libro sobre las Islas Canarias, con el que he querido plasmar un viaje personal por el Archipiélago”.

-Y como lector, ¿qué obras ocupan ahora su tiempo? ¿Qué nuevos autores descubre o con cuáles se ha reencontrado?

“Estoy leyendo un volumen maravilloso de cuentos que se llama Aquí empieza nuestra historia, de Tobias Wolff, el autor de Vida de este chico. Es una obra en la que trata de contarnos de forma simbólica cómo fue el principio de todo en Estados Unidos. Pero además también es una obra acerca del alma. Y luego hay un libro que yo recomiendo mucho, de Nicholas Carr, titulado Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? Es un texto que debiera leerlo toda la gente que hoy se está formulando muchas preguntas acerca de la Red”.