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La sequía deja sin agua los humedales de Fuerteventura

Un chorlitejo chico, en el humedal de Catalina García, en marzo, cuando estaba a punto de secarse. / EFE

EFE | Puerto del Rosario

La falta de precipitaciones ha dejado sin agua a los escasos reductos de vegetación que existen en medio del paisaje semidesértico de Fuerteventura, los humedales, lo que está reduciendo la presencia de aves migratorias y puede poner en riesgo la próxima nidificación.

Respetados por la comunidad científica por su rica biodiversidad, los humedales majoreros este año se enfrentan a una grave sequía que ya comienza a afectar a sus principales inquilinos: los centenares de aves acuáticas que eligen estos enclaves como lugar de reproducción o de descanso en su paso de Europa a África. Fuerteventura cuenta con cinco grandes humedales: el Saladar de Jandía, una marisma reconocida internacionalmente como zona Ramsar, y las charcas artificiales de Catalina García, en Tuineje; la Rosa del Taro y la presa de Los Molinos, en el municipio de Puerto del Rosario; y la presa de Las Peñitas, en Betancuria. Desde hace unos años, los cinco son parada obligatoria para ornitólogos llegados de toda Europa y una alternativa más al turismo de sol y playa.

Invierno seco

Sin embargo, los humedales de Fuerteventura no pasan por su mejor momento. A la suelta de especies invasoras y al acopio de agua con fines agrícolas se une un invierno de los más secos que se han registrado en los últimos años. El ornitólogo y colaborador de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), Marcelo Cabrera, reconoce que ha sido un año duro para la reproducción de determinadas aves acuáticas. “Hemos observado cómo se ha reducido el avistamiento de parejas reproductoras en los humedales de la isla y cómo ha disminuido el número de pollos de especies como la cigüeñela y la gallineta común”, asegura Cabrera.
Además, este naturalista comenta que la sequía no solo condiciona el tamaño de las poblaciones, sino que cuando el humedal agoniza y se produce un incremento de la dureza del agua, el color del plumaje de algunas variedades de aves como la focha común se ve alterado.