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¿Pirómanos?> Leocadio Martín

Si acudimos al diccionario leeremos que se define a un pirómano como un individuo con un deseo obsesivo de prender fuego. Puede ser que alguien piense que esto no es problema mientras se quede en eso, deseo.

Pero la realidad es que la relación que tenemos con el fuego es algo ancestral, que hace que nos atraiga por muchas razones. Lo asociamos con la luz, el calor, la comida o, incluso, las fiestas. El problema, desde un punto de vista psicológico, es de explicación más compleja. Especialmente en los fuegos que estamos viviendo estos días en nuestras islas. La fascinación que produce el fuego se une a la sensación de control y de atención que genera en los individuos que prenden las llamas. El deseo de provocar un incendio puede englobarse en lo que se denominan trastornos del control de los impulsos. El individuo es incapaz de resistir la tentación de quemar y se alimenta por la magnitud de los trastornos que provoca.

En el caso de los montes nos encontramos que el individuo no solo provoca fuego, provoca desorden y asume, en cierta forma, un protagonismo inusitado en la vida de la población. Ha conseguido que el Gobierno, el Ejército, los medios de comunicación y los vecinos estén a su merced. En el caso de un trastorno mental por el control de los impulsos esto es algo perfecto. De golpe, consigue que todos estén, según su percepción alterada, a su merced. Si hablamos de una pérdida transitoria del control de los impulsos el individuo experimenta una subida inicial de la excitación, que es seguida por un intenso sentimiento de culpa, al comprobar la magnitud de lo ocasionado.

Esto puede provocar que admita lo hecho o que, simplemente, intente ocultarlo por miedo a las consecuencias legales. El acto de provocar un fuego, además de poder ser producto de una imprudencia o falta de concienciación, es generalmente individual, solitario.

El pirómano ocasional puede pasar por un camino o por un sendero y preguntarse qué pasaría si lanzase una cerilla o una colilla … Y ¡hacerlo! El pirómano, digamos, profesional, buscará el lugar y el momento idóneo para provocar el incendio para asegurar el mayor impacto posible y poder disfrutarlo. Evitar que alguien llegue a producir un fuego es una combinación de educación ambiental y en valores que debe estar inmersa en una cultura de respeto a lo comunitario. Tenemos mucho trabajo que hacer.

Leocadio J. Martín Borges,
Psicólogo
@LeocadioMartin