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Políticos incendiarios > Juan Henríquez

De acuerdo que aquí la culpa máxima es del hijo/a de puta que de manera intencionada le pegó fuego al monte, y al que, de entrada, habría que quemarle los huevarios con pinocha en llamas. Cabrones de esta calaña van a existir siempre, pero… supongo que la prevención y los medios humanos y materiales para los casos de extinción deberán tenerse en cuenta, ¿o no?

Mi querido, a la vez que admirado, amigo Luis Ortega, me ha dejado de piedra con su artículo del pasado 14 del presente. Sube al pedestal de la máxima indignación a los señores presidentes del Gobierno canario, señor don Paulino Rivero, y, al del Cabildo gomero, Casimiro Curbelo, precisamente los máximos representantes, porque hay un montón que añadir a la lista del abandono de las tareas de prevención de la masa forestal canaria; los mismos que recortaron los contratos del personal del medioambiente, dejando a las cuadrillas bajo mínimos. Ambos mandatarios, notable Luis, son responsables directos del lamentable estado de nuestros montes, sobrecargados de pinocha y piñas, que son la combustión ideal para que el fuego reviente a su antojo. Los lugareños de las zonas calcinadas y colindantes tienen muy claro quiénes son los culpables; sólo basta con escucharles. Por ejemplo, aquel agricultor que sentenció: “Soy de Vilaflor de toda la vida, y ahora no te dejan ni coger una piña; y luego se quejan de que ardan los montes”. Lamentaciones similares apuntan a los políticos, sobre todo del ámbito regional, insular y local, de los daños, afortunadamente sólo materiales y medioambientales, causados por los incendios, provocados o no, que entre el verano, la sequía y negligencia política, han arrasado miles de hectáreas de nuestro territorio natural protegido.

Alguien deberá explicar, hablando de imprevisión política, cómo controlado el incendio en Igualero y altos del Garajonay, retomando el control el Cabildo gomero, vuelve a reactivarse y se recurre nuevamente al nivel 2, al Gobierno canario, para que se haga cargo de las labores de extinción. Esta pregunta no hay un gomero o canario que no se la haya hecho y exija una explicación convincente más allá del argumento de las altas temperaturas. Y es más: ¿por qué el hidroavión que había participado en las labores de extinción regresó a la Península, cuando lo más razonable era que permaneciera en La Gomera hasta que el incendio se declarara extinguido?

Hay que agradecer públicamente el trabajo realizado por miles de profesionales (Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, bomberos, Cruz Roja, Protección Civil, empleados públicos de Medio Ambiente…), a todos los medios aéreos, marítimos y terrestres que han colaborado en la extinción, así como a los voluntarios que han participado en los trabajos de apoyo a los vecinos desalojados de sus casas, y, de manera especial, destacar el civismo de una población incrédula ante un desastre causado por la ceguera de unos políticos que no han sabido estar a la altura de las circunstancias. Culpables que tienen nombre y apellidos: ¡Políticos incendiarios!

juanguanche@telefonica.net