La Guardia Civil ha desmentido que existiera ninguna relación entre los fuegos de La Gomera y Tenerife y una presunta operación de despiste para introducir droga en La Gomera, aprovechando el desbarajuste organizado por los incendios. La información había sido adelantada por un periódico grancanario, citando fuentes de la investigación de los incendios, que manejaban al parecer esa posibilidad. El celo periodístico provoca con demasiada frecuencia alarmas innecesarias. Publicar datos parciales de una investigación en curso es peligroso, especialmente en situaciones catastróficas que afectan a miles de personas: puede hacer que se dispare la indignación y la exigencia de responsabilidades inmediatas, a las que es muy fácil recurrir en situaciones tan caldeadas como las de un incendio sin duda provocado. Cuando un medio de comunicación facilita una información citando fuentes policiales, la gente da por hecho probado lo que quizá solo sea una de las muchas hipótesis que se barajan por los investigadores.
El periodismo que se hace hoy, condicionado por precariedad de los medios, parece haber sucumbido a la inmediatez y la competencia descarnada. Está plagado de informaciones no probadas o no suficientemente contrastadas.
Es muy frecuente que se difundan opiniones de los protagonistas de una noticia como si fueran información. Y en demasiadas ocasiones, meras elucubraciones, exageraciones o falsedades saltan a los titulares y las primeras páginas y pueden hacen muchísimo daño: destruyen honras, carreras y vidas. Y casi nunca se rectifican con la misma contundencia con la que se propagan. La historia reciente del periodismo canario está sembrada de ríos de tinta que no llegaron a ningún lado o quedaron en muy poco… el caso Icfem, el caso Bango, el caso Las Teresitas son -en el terreno de la información política- buenos ejemplos de mucho ruido informativo y poquísima nuez judicial. Y hay centenares de informaciones menores, noticias que no afectan a gente conocida o poderosa, sino a ciudadanos corrientes y molientes, noticias que luego se demostraron parciales o falsas, que han destruido familias, emponzoñado amistades o arruinado empresas.
Para diferenciarse del vedetismo catódico y de la libre opinión tertuliana, para mantener el afecto y consideración de los ciudadanos, el periodismo informativo en el que aún creemos la mayoría de los periodistas debe ser fiel a sus herramientas tradicionales: proximidad al público, fidelidad a las fuentes, búsqueda de la objetividad y respeto a los hechos, que suelen ser -siempre- mucho más sólidos que nuestras propias ideas sobre ellos.