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Riesgos no compartidos> Francisco Pomares

El rápido y desinteresado préstamo de algunos hidroaviones marroquíes para hacer frente a los incendios en Canarias es la mejor demostración de hasta qué punto resulta obsoleta la actual Directiva Nacional de Defensa, aprobada hace tanto tiempo como el pasado 1 de agosto, y rubricada con la firma del presidente Mariano Rajoy. En ella se considera -en la misma introducción ideológica- que España está sola y dejada de la mano de Dios y de la OTAN, y que el principal riesgo para la defensa nacional deriva de lo que la propia Directiva denomina como “amenazas no compartidas”, una forma deliberadamente confusa de referirse a las plazas de Ceuta y Melilla, sobre las que Marruecos mantiene unas pretensiones idénticas a las que España mantiene sobre Gibraltar. ¿Se imaginan que en las directivas estratégicas de Reino Unido figurara España como enemigo potencial y riesgo del que protegerse?

Las lluvias de aquella ridiculez que fue el desembarco en Perejil -nuestra particular y ridícula guerrita en África, en tiempos de Aznar el belicoso- nos han traído estos lodos conceptuales: el Gobierno de Rajoy identifica en su política de defensa a Marruecos como primer riesgo potencial para la seguridad de los españoles, pero ni siquiera menciona la única amenaza real a la que se enfrenta hoy España, que es ese terrorismo yihadista que ya nos dejó 200 muertos en nuestro territorio, en el mayor atentado de la historia. Quienes han redactado la nueva estrategia de defensa, probablemente bajo influencia de la FAES, el think thank conservador y ulranacionalista del expresidente Aznar, han retrocedido a las concepciones internacionales del franquismo. O más allá, porque parecen seguir instalados en la Reconquista: después de tantos años de política antimarroquí, no han somatizado aún quienes son los moros malos.

Y ya va siendo hora de que aprendan a diferenciar a los buenos de los malos. Siguen señalando a Rabat, como si de Rabat pudiera salir una amenaza real para España, cuando los enemigos de Marruecos y de España resulta que son hoy los mismos, los militantes de Al Qaeda, los terroristas que atentaron en Atocha y Casablanca.

Mientras nuestro Gobierno se entera de quién es el enemigo, Mohamed VI nos presta sus hidroaviones para que podamos extinguir nuestros fuegos. Marruecos se ha apuntado un buen tanto. Espero que alguno de los que inspiraron eso de los riesgos y amenazas no compartidas se acuerde de darle las gracias al rey por el favor que nos ha hecho.