J. F. JURADO | La Laguna
Es el político más bregado en la función pública de todos los que hoy forman la Corporación municipal lagunera. Y al contrario de lo que algunos creen su motivación se mantiene intacta: “Debo ser la persona que tiene un conocimiento actualizado más completo de la realidad del Ayuntamiento”, reconoce.
-¿Qué tal su vuelta a la política municipal?
“La estoy viendo con intensidad. Me toca reinventar mi función en el Ayuntamiento, ya que segundas partes nunca fueron buenas. Ahora no represento a un partido que tiene la obligación de liderar, que es como sentía mi función en el PSOE. Como no estoy en aquella etapa ni estoy en aquella edad, ni tengo por qué afrontar ese reto, me corresponde reinventar la función a través de la cual puedo ser útil a La Laguna. Y eso me hace desarrollar mi actividad con intensidad y con una ilusión renovada”.
-¿Qué destacaría en positivo del actual equipo de gobierno?
“No lo voy a decir, aunque hay aspectos positivos. Y no lo voy a decir por una cuestión: este gobierno dice de sí mismo, con creces y con dinero público, lo que hace bien y lo que parece que hace bien. Están obsesionados con la propaganda. Hay cosas que merecen una valoración positiva, pero ya tienen demasiados propagandistas como para que yo ponga también mi granito de arena”.
-¿Se puede hacer algo más desde un Ayuntamiento para combatir la crisis?
“Desde luego. Se puede hacer en el terreno de los símbolos, de la ejemplaridad, y se puede hacer en el terreno de las políticas sociales. Pero eso requiere que la clase dirigente del Ayuntamiento, de la que no formo parte, se haga cargo de la situación. Por ejemplo, a la hora de gastar el dinero público. Me parece completamente inmoral que La Laguna haya presupuestado 100.000 euros en publicidad y se haya gastado un millón. Me parece inmoral que se haya presupuestado un millón en fiestas y ya vayamos por los tres millones gastados, legal o ilegalmente. Soy una persona en condiciones de valorar, y hasta de paladear, las fiestas populares. Pero estamos en tiempo de crisis y todo euro disponible tiene que estar dedicado a verdaderas prioridades. Hay margen para hacer más, aun en una circunstancia de enorme dificultad como la que estamos viviendo”.
-¿En qué punto se encuentra el encargo que le ha hecho el alcalde, y que usted ha aceptado, de coordinar una auditoría que valore el coste del Ayuntamiento?
“Está en ciernes. He aceptado esa petición porque el alcalde es el alcalde y quien representa a todos los laguneros. Es un encargo que requiere como primer paso la realización de un estudio. Tenemos que decidir si ese estudio es un estudio global del coste de la administración municipal o si lo limitamos a un área determinada, como experiencia piloto. Al final, entre una opción y otra hay una diferencia: dinero. El proceso está en marcha. Solo espero y deseo que las cosas se hagan con estricta legalidad a la hora de contratar ese o esos estudios”.
-Respecto al papel de oposición que está jugando su formación, ¿qué valoración hace?
“En primer lugar, estamos en tiempos de crisis. El volumen depende de la repercusión que tiene en los medios las propuestas que uno hace, y la verdad es que está siendo muy poca. La propia precariedad de los medios condiciona el pluralismo informativo. Pero creo que estamos haciendo propuestas claras, bien articuladas, que no tienen réplica en los plenos. Y creo, además, que en La Laguna solo hay una oposición, la que conformamos Sí se puede y el grupo de XTenerife. El PP está completamente maniatado. Nuestro trabajo, particularmente el mío, está siendo muy intenso. Si yo tuviera en la cabeza competir por la alcaldía en un futuro, hay esfuerzos que no haría. Y hay cosas que no estoy haciendo, que sí haría. Debo de ser la persona que tiene un conocimiento actualizado más completo de la realidad del Ayuntamiento, sobre todo en la dimensión que hoy es crucial, la económico financiera. Y eso no se olfatea; se estudia. Y requiere muchas horas”.
-¿Continúa siguiendo de cerca la política regional?
“A mí me interesa la política. El papel de las instituciones es un terreno al que le he dedicado mucha actividad y mucho esfuerzo, pero en los últimos tiempos está claro que va camino de la irrelevancia. De la marginalidad. Las decisiones políticas se toman fuera de las instituciones y se les imponen a los gobiernos. Me disgusta mucho ver cómo el PSOE, a cuyos ideales he intentado servir, está haciendo dejación de sus compromisos más importantes. A cambio, simplemente, de que una parte de su dirigencia esté instalada en el poder. Se podría hacer una cierta comparación entre el fraude a los electores que está cometiendo flagrantemente el PP a nivel nacional con lo que está ocurriendo con el PSC. Su dirigencia actual está muy por debajo de lo que la gente espera en una situación como esta”.
-¿Qué expectativas de futuro le otorga usted al voto progresista?
“El PSOE es un gran partido, pero está bajo mínimos. Todas sus decisiones han estado marcadas por el continuismo, cuando deberían haber estado marcadas por cierta ruptura. Eso requiere personas que tengan un libro político por escribir, y no que lo tengan ya escrito. Si eso no lo hace el propio PSOE, tendrá que fraguarse una opción nítidamente progresista para entendernos a la izquierda del partido socialista para que ocupe ese espacio. Esa nueva alternativa será positiva desde todos los puntos de vista. Obligaría al PSOE a competir por ese terreno. La alternativa no es una Izquierda Unidad liderada por Cayo Lara; una propuesta más actual sí que habría sido un acierto”.
– ¿Qué cree que nos espera los ciudadanos a partir del próximo otoño, si se confirma el definitivo rescate de España?
“Treinta años después del proceso de transición, la democracia española se está quedando sola. Y detrás de una democracia o hay más y mejor democracia o lo que hay es una dictadura. La derecha está protagonizando una auténtica revolución conservadora. Y esa revolución tiene un camino: una sociedad más autoritaria, más injusta. Dos o tres vueltas más en el tornillo del ajuste, que es lo que viene, lo único que van a conseguir es acentuar el enfriamiento del gran pacto de la ciudadanía española respecto a sus instituciones. Me preocupa también que la derecha española esté otra vez con sus obsesiones. Y dentro de esas obsesiones, aparte del integrismo cultural y religioso, está la idea de una España unánime. Es verdad que en las comunidades autónomas se ha instalado una clase política que se ha empachado. Esa es la principal coartada”.
-Se ha especulado con su marcha de la política, incluso con la posibilidad de que la abandone antes de que finalice el actual mandato. ¿Qué hay de cierto?
“Del compromiso político ni me voy ni voy a dimitir. Pero la vida institucional es muy relativa, mi propia trayectoria lo demuestra. No dejaré el Ayuntamiento antes de que termine la legislatura, al menos que la legislatura esté políticamente terminada. Sería incumplir un compromiso. Tengo que reinventar mi función y hacer lo que considere más útil para La Laguna, y no para una futura contienda en la que no pienso ni quiero pensar. Liderar no es tocar gobierno, es marcar la pauta. Sin ser alcalde, me he sentido la persona que mejor sintonizaba con las aspiraciones de La Laguna. Los compromisos electorales son un contrato sagrado y yo los he cumplido siempre y este lo voy a cumplir también”.