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Tintín, un personaje de cómic que fue astronauta

VERÓNICA MARTÍN | Santa Cruz de Tenerife

Tintín es un personaje de cómic de los que ha envejecido realmente bien. Varias generaciones han podido viajar con el amigo pelirrojo de Milú a lugares remotos como Egipto, India o, incluso, la Luna. Un protagonista que puede servir, perfectamente, como hilo conductor de explicaciones científicas y como elemento de promoción de las vocaciones en estas materias. El divulgador Claudio Horacio Sánchez -autor de Todo lo que sé de Ciencia lo aprendí mirando Los Simpsons– ha hecho un completo análisis sobre este asunto y asegura que Tintín “puede usarse como disparador, para introducir ciertas cuestiones o fenómenos científicos” y añade que el autor de esta serie, Georges Prosper Remy -conocido por su nombre artístico: Hergé-, es “muy detallista y, cuando tiene que describir un fenómeno, da datos precisos y correctos, aunque no sean importantes para el desarrollo de la historia”. En ese sentido, como serie de ficción que es el cómic, “hay momentos en que Hergé se aparta de la realidad. Pero, aún en esos casos, su visión es científicamente coherente”.

Sánchez explica que su interés por la ciencia que aparece en este popular tebeo comenzó, a mediados de los 80, al leer La física en preguntas, de J.M. Levy Leblond. “Ahí me encontré con muchas cuestiones científicas, ilustradas con viñetas de Tintín, y eso despertó mi interés”, afirma y añade que desde ese momento se dedicó “a estudiar cómo aparece la ciencia, retratada en ámbitos no especializados como el cine, la literatura, las historietas o la publicidad”.

El divulgador remarca que la obra de Hergé es siempre coherente con la ciencia y cuando no lo es, lo justifica. El ejemplo más notable es la duración del viaje a la Luna. Las naves Apolo tardaban cuatro días en llegar y la de Tintín tarda solo cuatro horas. Sin embargo, hay un momento en que el profesor Tornasol explica que su vehículo espacial tiene un sistema de gravedad artificial basado en aceleración constante. Y, efectivamente, se puede simular la gravedad mediante aceleración. Y puede calcularse que un vehículo con la aceleración necesaria para producir esa gravedad artificial llegaría a la Luna en aproximadamente cuatro horas”.

TINTIN EN LA LUNA
Imagen de uno de los cómics donde el personaje Tintín viaja a la Luna. / DA

Otro momento que pone este divulgador desde Argentina es que “el profesor Tornasol explica que el cohete funciona gracias a un motor atómico de su invención. Pero, sabiamente, aclara que se dispone también de un motor auxiliar, convencional, para las maniobras de despegue y aterrizaje. De lo contrario, la radioactividad contaminaría irremediablemente las zonas de partida y llegada. Aunque no existen cohetes de propulsión atómica, si existieran, debería tomarse precauciones similares a las previstas por el profesor”.

Se sabe que Hergé leyó, para documentarse, obras de divulgación como La conquista del espacio, de Willy Ley, libro muy popular en esos años. El autor también se inspira en la realidad para dibujar algunas de las imágenes que aparecen en ambos álbumes.

El cohete experimental que hace el primer viaje a la Luna, no tripulado, es similar a una bomba voladora V2. El Centro de Investigaciones Atómicas de Sbrodj recuerda al laboratorio de Oak Ridge donde se realizó parte de la investigación de la bomba atómica. Otros detalles revelan también una documentación previa, como cuando Tornasol explica cómo funciona un reactor nuclear, cómo se establece la reacción en cadena o cómo el uranio se puede convertir en plutonio.

Además de estos detalles, hay muchos más, como cuando, mientras caminan en la Luna, Tintín y el capitán son sorprendidos por un temblor de tierra (o de Luna, como aclara Tintín). Al darse vuelta descubren que un pequeño meteorito había caído detrás de ellos. Aunque el capitán se sorprende por no haber oído nada, Tintín le explica que en la Luna no hay aire para que se propague el sonido. Por su parte, Dupond y Dupont marchan con grandes saltos sobre la superficie lunar, gracias a que la gravedad es solo un sexto de la de la Tierra. Tintín describe el cielo lunar y comenta que las estrellas son mucho más numerosas y brillantes por la ausencia de atmósfera y polución lumínica. Un libro de ciencia no lo haría mejor. Una gran herramienta.