Con el descendimiento, Besapié y procesión hacia la Concepción se abrieron los actos religiosos de las fiestas del Cristo. / JAVIER GANIVET Y MOISÉS PÉREZ
NORBERTO CHIJEB | La Laguna
La plaza del Cristo vivió ayer un día muy especial. Al tradicional trasiego del mercado se unieron las atracciones de juegos infantiles y, sobre todo, la solemnidad del primer gran acto que anuncia que La Laguna ha entrado en su semana grande de las fiestas, en su semana grande de religión y devoción por el Crucificado.
La restaurada imagen del Santísimo Cristo de La Laguna, tan pálido como su hornacina de plata, descansa desde anoche en la iglesia de La Concepción -la Catedral todavía sigue en proceso de rehabilitación- en donde reposará durante cinco días hasta que regrese de nuevo a su Santuario, como ayer, acompañado por centenares de fieles, muchos de ellos esclavos de su hermandad, a la que ayer se sumaron seis más que recibieron su medalla acreditativa tras la bendición del obispo Bernardo Álvarez.
Fue esta procesión hasta la Iglesia de la Concepción el remate a la primera gran jornada religiosa de las fiestas del Cristo, que comenzó con la procesión claustral de entrada en el templo, donde las autoridades religiosas saludaron a la junta de gobierno de la Esclavitud del Cristo y a la corporación municipal, encabezada por el alcalde Fernando Clavijo. Una vez en el santuario tuvo lugar la celebración eucarística a cargo del obispo de la Diócesis Nivariense y continuó con la tradicional ceremonia del Descendimiento y Besapié de la venerada talla. Un año más, el Santuario del Cristo se quedó pequeño para albergar a los fieles que querían asistir a la homilía a cargo del prelado que tradicionalmente abre esta jornada.
Tras el Descendimiento del Crucificado lagunero hasta el presbiterio, tuvo lugar el esperado Besapié de la imagen y el reparto de agua bendita entre aquellos fieles que así lo solicitaron, para llevarla a enfermos y personas que no pudieron asistir. La parte musical de la función religiosa estuvo a cargo de la Coral Polifónica del Círculo de Amistad XII de Enero.
Estos actos solo se celebran en septiembre, si bien después de la restauración a la venerada talla en sus quinientos años de vida, el pasado mes de marzo, cientos de fieles acudieron a despedirle y gracias a la Esclavitud del Cristo, responsable de la custodia de la imagen, se organizó una ceremonia extraordinaria de Descendimiento y Besapié, oficiada entonces por el rector del Real Santuario, Carlos Quintero.
Una restauración que muchos pudieron apreciar ayer por primera vez, bendecida por casi todos, al entender que tenía una “una expresión más limpia”, aunque no supieran definir exactamente el color de la talla. “Palidillo sí que está”, espetó una mujer.
Procesión
Ya por la tarde, el Cristo salió en procesión hacia la Iglesia de la Concepción, donde permanecerá hasta el día 14, fecha del retorno y día grande de las fiestas patronales. Numeroso público acompañó a la imagen durante su recorrido por las calles del casco histórico.