JOSÉ ANTONIO FELIPE | Santa Cruz de Tenerife
La nueva edición de la Copa Toyota volverá a enfrentar a dos enemigos íntimos. CB Canarias y Gran Canaria protagonizaron duelos apasionantes a finales de la década de los 80 que se saldaron con dos victorias por bando. El ambiente en el Ríos Tejera y el Centro Insular de los Deportes era sencillamente espectacular.
Son ya 22 los años que se cumplen desde que tinerfeños y grancanarios se vieron las caras por última vez como equipos de la máxima división del baloncesto español. El 10 de abril de 1990 el CB Canarias visitó la pista amarilla para, en un igualado partido, acabar cediendo por 78-76.
Curiosamente, en aquella ocasión fue un tinerfeño, Juan Méndez, el que doblegó al cuadro canarista, su equipo de toda la vida. “Fue todo muy extraño, porque lo cierto es que fue un partido en el que jugué muy poco y logré justo anotar un triple sobre la bocina”, recuerda.
El jugador palmero solo tuvo tiempo en ese encuentro para anotar la canasta que condenó al Canarias después de que, siendo siempre titular indiscutible, tuviera que salir del banco de los suplentes prácticamente para esa jugada. “Es extraño, porque por un lado te alegras mucho porque consigues ganar el partido, pero por el otro lado están sentenciando al equipo de tu vida. La sensación es agridulce”, afirma.
Ese día el Canarias logró sacudirse el dominio inicial de los amarillos para situarse con rentas de diez puntos a su favor a lo largo de la mayor parte del choque. Ken Johnson y Álex Stivrins, autores de 20 y 22 puntos, respectivamente, lideraron a su equipo en ataque, y el club tinerfeño se encontró como única réplica en su oponente a Joan Pera.
Con 75-76 en el electrónico y con doce segundos por disputarse, Juan Carlos Jorge perdió un balón que podía sentenciar el encuentro. La posesión es para un Gran Canaria que busca a Greg Stewart, que marcado, cede a Juan Méndez. “Sin haber jugado nada, y estando enfadado por ello, lancé y tuve la suerte de que el balón entrara”, rememora Méndez a la vez que vuelve a recordar la dureza de aquellos enfrentamientos.