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Descuento de residentes > José Manuel Bermúdez Esparza

La aprobación del PP en el Senado, en solitario y en contra de todos los demás grupos de la Cámara, de una moción que abre la puerta a la eliminación del descuento de viaje para residentes canarios es no sólo una agresión injusta a esta tierra y otra vuelta de tuerca en una alocada estrategia de estrangular la vía de supervivencia económica de un archipiélago, como es su conectividad y su transporte, sino además todo un ejemplo paradigmático de la forma de actuar de ese partido. Lo ha hecho ejerciendo el rodillo de su mayoría absoluta, sin escuchar nada ni a nadie. Lo ha hecho con el silencio cómplice de los propios senadores del PP, incapaces de levantar la mano en defensa de su tierra sólo por no desobedecer las directrices de sus jefes. Y lo ha hecho, además, con la sensación ridícula de salir a defender tal propuesta un senador de Burgos, que, aunque pueda parecer una mera anécdota, poco o nada conoce de la realidad cotidiana de un archipiélago alejado y fragmentado que necesita de sus conexiones aéreas y marítimas como el aire para respirar, y haciéndolo además en la denominada “cámara de representación territorial” como es el Senado, como si ninguno de los ocho senadores canarios del PP tuvieran nada que decir al respecto. La condicionalidad de que esta ayuda al transporte esté “supeditada a la disponibilidad presupuestaria” no es una mera “coletilla sin importancia”, como alguno ha intentado argumentar para disfrazar el golpe, sino el siguiente paso de una estrategia que ya denunciamos cuando en los Presupuestos Generales del Estado se rebajó en 65 millones de euros la partida destinada a tal fin, y dijeron que no había que preocuparse porque sería una “partida ampliable”. Y que culminará con la reducción efectiva, o incluso la eliminación, de ese descuento por la vía de hecho de agotar la partida presupuestaria correspondiente en este o futuros ejercicios.

Eliminaron las subvenciones a líneas aéreas y las bonificaciones de tasas aeroportuarias que tan buenos resultados habían conseguido en el incremento de visitantes a Canarias, a pesar de la crisis económica. Rescataron una medida tan injusta como retrógrada de la exigencia física del certificado de residencia, medida humillante para los canarios a los que se trata como presuntos delincuentes, en lugar de perseguir el fraude o poner los medios tecnológicos para impedir las molestias y pérdida de tiempo y de dinero antes de implantar tal medida. Se niegan a incluir infraestructuras básicas como el puerto de Santa Cruz o los aeropuertos de Tenerife en la propuesta española para la Red Transeuropea de Transporte, a sabiendas de que lo condena a jugar un papel secundario sin recibir inversiones en los próximos años…

El disparate y el desconocimiento llega a tanto que la ministra de Fomento se atreve a denunciar como “sospechoso” que 1.800 canarios realizaran más de 30 desplazamientos aéreos el pasado año. ¿Tan extraño le parece? ¿No sabe que aquí no hay más alternativa para viajar desde una isla, a no ser el barco o echarnos a nadar como David Meca?…