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Íntimo o salvaje > María Montero

Cuántas veces no se ha preguntado por su lado íntimo, o si su intimidad es satisfactoria o si la comparte con alguien, o la guarda muy adentro y cerrada a cal y canto de cualquier intruso. Si creemos que nuestro lado íntimo se vincula a nuestra vida privada, hay muchos celosos guardianes de su privacidad, lo cual es perfectamente entendible. Si lo privado además roza lo sexual, la intimidad se acentúa, con lo cual no mostraríamos demasiado este lado íntimo, ¿o sí? Hay gente que disfruta exhibiéndose, incluso hoy en día esto puede llegar a causar dimisiones políticas. Pero si nuestra vida pasa por cosas que consideramos muy nuestras, incluso acudamos a la cualidad de los secretos para perseverar en nuestras facetas ocultas, que incluso algunos considerarían doble vida. Se podría conectar esto ¿con una doble moral? En algunos casos sí.

Pero quiero poner aún más el acento en el lado íntimo. Si soy íntimo, o íntimo con alguien, o me convierto en la complicidad íntima de alguien, o con ciertas compañías, los vínculos se estrechan aún más, y el desarrollo de tales vínculos puede llegar a conmover a toda una colectividad. ¿Lo íntimo influye en lo público? Puede ser… La intimidad implica seguridad, confianza, sentirse a salvo con alguien, y un simple gesto puede expresarlo todo. Incluso el silencio se convierte en aliado. ¿Qué sucede cuando intimamos con alguien y nos sentimos defraudados?¿Dejaron de cumplir nuestras expectativas? Podemos crear un espacio maravilloso entre personas, y de repente verlo destruido, también en un simple momento. La cercanía se vira en intranquilidad, y dejamos de sentirnos cómodos. Y acudimos posiblemente a la posición inicial: espacio personal con límites. Los mismos que realmente llevamos implantados al principio de las relaciones, sólo que ahora son límites conscientes, hasta defensivos; muchas veces, para protegernos, o para usar el dolor como barrera. Pero las barreras, también duelen. Deberían este tipo de murallas tener fecha de caducidad, pero algunas parecen perpetuas.

Incluso hay gente que se relaciona defendiéndose permanentemente, y matando cualquier atisbo de acercamiento, para no dejar paso a lo cálido ¿Es por miedo? Claro. Sólo usted decide, qué quiere escribir en su vida. Amor o miedo. Dos grandes antagónicos en la historia de todos. No siempre el amor disuelve el miedo. Entonces, las relaciones fracasan, y las sociedades también. Si está buscando su lado íntimo, o cree que lo pasea demasiado reprimido, o necesita una aireada nocturnidad, ¡hágalo¡ Pero salga del letargo. Si nuestro lado íntimo se marchita, no lo compartimos o lo exponemos demasiado, y nos hirieron o traicionamos el secreto de alguien, haga lo que pueda para rescatarlo. Las mujeres necesitamos intimar continuamente. Los hombres quieren abrir su faceta íntima cuando ellos lo deciden. No hay nada más férreo que la defensa de un hombre que tiene miedo a desnudarse. Si estamos desnudos con alguien, hasta podemos acercarnos a nuestro lado salvaje. ¿Acaso no hay un lado instintivo o salvaje, sin raciocinio, sin ego, sin barreras?