TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife
“Queridos Ruth y José, queridos hijos míos y solamente míos porque nunca tuvisteis padre”. Esta dramática frase que encabeza la carta que Ruth Ortiz, la madre de los hermanos desaparecidos el pasado 8 de octubre en Córdoba, ha escrito a sus pequeños, es una señal positiva en la evolución psicológica de esta mujer enfrentada a tan dramática situación, según explicaron ayer a DIARIO DE AVISOS los dos expertos tinerfeños consultados.
“Como madre siente una culpabilidad ante la pérdida de sus hijos que los especialistas debemos combatir, y está bien que ella marque esa distancia” apunta el doctor en Psicología Leocadio Martín, habitual colaborador de este periódico. “Dicho lo más sencillo posible: hay que convertir a ese hombre [José Bretón, padre y presunto responsable de la desaparición de los niños] en un asesino, en alguien ajeno, para así romper el lazo afectivo que existió un día y quebrar su sentimiento de culpabilidad”, amplía el conocido autor de El proyecto Cambiate.
“Muy positivo” coincide la psicóloga del Centro Ginefem Lali García al resaltar ese primer párrafo, que entiende como “un nivel de superación que hay que pasar, es una manera de decir que no te quiero en mi vida”. Para García, que es miembro del Equipo psicológico de intervención en desastres (EPID), “el hecho de escribir la carta ya es en sí positivo en cuanto se trata de un ritual de despedida que ayuda a superarlo y que ya implica cierta aceptación de una pérdida tan colosal”.
El contenido de la misiva, cuyo texto se adjunta a esta información y facilita Efe, fue hecho público ayer en Córdoba al ser leído por el portavoz de la plataforma Justicia para Ruth y José, Antonio Santiago, ante las puertas de la finca de la familia Bretón donde supuestamente se han encontrado los restos carbonizados de los niños, en un acto en el que se concentraron más de 200 personas para depositar peluches, velas y dejar mensajes.
La posible confirmación o no del hallazgo de los restos es tema que destaca Martín, ya que -según apunta- “es mucho más difícil cuando se trata de una desaparición, ya que se dificulta el duelo al faltar ese ritual de despedida que supone en nuestra cultura un entierro. El riesgo es considerable, ya que el dolor tiende a perpetuarse y, en consecuencia, a convertirse en patológico”. Por su parte, García advierte de que en la misiva de Ruth Ortiz a sus hijos “se utilizan términos absolutos como ‘nunca’ o ‘siempre’ que son preferibles desechar, aunque en este caso también son comprensibles como manifestación de la rabia que siente tras los últimos acontecimientos”.
Desde luego, los dos psicólogos avisan de que “no se va a olvidar -señala García-, pero hay que ayudarle en lo posible a rehacer su vida”. O, en palabras, de Martín, “algo como lo que le ha sucedido a esta mujer no se supera, pero se adivina en la carta que los profesionales que la atienden siguen una estrategia que considero correcta y ya da algún tipo de frutos”.
Informa Efe que tras finalizar la lectura de la misiva, los asistentes al acto -muchos niños entre ellos- aplaudieron y se acercaron a los portones y la fachada de la finca para depositar cientos de peluches, encender velas y dejar mensajes como “Ruth y José, los niños de Córdoba no os olvidan” o “Siempre en nuestros corazones”.
Claro que, como reseña Martín, “la atención que ahora mismo recibe esta mujer, sobre todo por parte de los medios de comunicación, supone un soporte artificial para su proceso que, cuando se produzca el desenlace y desaparezca, le ocasionará problemas de adaptación a esa nueva situación. Lo hemos visto en casos similares: de repente, te despiertas un día y ya no está toda esa gente… que luego volverá cuando se acerque el juicio y desaparecerá de nuevo… Es muy duro, pero necesitará apoyo profesional de por vida”, sentencia.