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¡Seguidme! > Juan Henríquez

No se equivoquen: no salvo almas, tampoco prometo la resurrección de los muertos, ni siquiera perdono los pecados. Sólo busco concienciar a los que estén dispuestos al sacrificio personal y colectivo para defender lo único que nos queda: la dignidad. Han ido progresivamente robándonos derechos conquistados en un pasado no muy lejano, hasta el punto de conceder a los empresarios el poder unilateral de organización, regulación y movilidad, dejando a la clase trabajadora sin armas legales con las que poder defenderse. Y de otra, poco a poco, y sin que tampoco hagamos nada para evitarlo, nos están dejando las migajas del Estado del Bienestar Social. ¿Y la sociedad?: ¡acojonada!

Por favor, abstenerse cobardes y esquiroles. ¡Seguidme! Necesito hombres y mujeres dispuestos a darlo todo, hasta, si fuera necesario, organizar la revolución civil y social, porque a la vista de los acontecimientos me parece que los paños calientes sirven de muy poco. Ahora parecen haberse puesto de moda los referendos para preguntar obviedades como la de si estamos de acuerdo o no con los recortes económicos, sociales y laborales, preguntan los sindicatos; y los pesoístas, para no quedarse atrás, quieren un referéndum para que los españoles se pronuncien sobre si están de acuerdo o no con el rescate de España. ¡Mariconadas!

¡Cuidado!, los objetivos son básicos, y debemos proponernos como primera medida cambiar las reglas democráticas a las que con tanta fuerza se oponen los partidos políticos en el poder, por razones de ambición personal y partidista. La reforma electoral (listas abiertas) y administrativa (reorganización institucional) es clave para avanzar en el poder de una justicia social más igualitaria y equitativa. La situación de la que partimos es que ahora sólo tenemos la opción de elegir a los predadores de los partidos políticos, de una parte; y en cuanto a la justicia social, ahí la tienen, el rescate a todos los mangantes que han provocado la estafa: banqueros&cia. ¡Seguidme! No puedo perder el tiempo repitiendo la injusticia de la que todo el mundo habla en privado y con la boca chica para esquivar una realidad que es inevitable: la revolución civil y social. ¿El coste? Es una operación sencilla que puedes hacer mentalmente, sin necesidad de calculadora. Tienes que decidir entre perderlo todo y someterte a la esclavitud del neocapitalismo del siglo XXI, afianzado en los poderes nacionales y mercantiles, o sumarte a la revolución que nos permita mantenernos con la cabeza alta y la dignidad protegida.

¡Seguidme! Cerrad los oídos a los cantos de sirena que prometen devolvernos todo lo escatimado en nombre de la crisis; ¡ni puto caso!, no caigamos en la trampa de los encantadores de serpiente. Recordemos que el ideario de la clase trabajadora está inspirado en la justicia y dictado por la razón, y hagan lo que hagan los opresores, terminaremos venciendo; de peores hazañas hemos salido victoriosos.
Sólo diré que el paro y el hambre, si no andamos raudos, se convertirán en armas de destrucción masiva de esta sociedad dormida. ¡Seguidme!

juanguanche@telefonica.net