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El Teide espera a Darío

DARIO DORTA RUNSPIRAL GARACHICO - LOS REALEJOS
El intenso calor hizo mella en las piernas de Darío Dorta. / DA

MARTÍN-TRAVIESO | Santa Cruz de Tenerife

Darío Dorta cumplirá su sueño. Tras casi tres días recorriendo los senderos y las carreteras de nuestra Isla, este atleta tinerfeño logrará hoy coronar el pico del Teide, completando así el reto Runspiral 2012. Sus previsiones son tocar el techo de España, en torno a las 9.00 horas.

La del domingo fue la jornada más dura de este inmenso desafío que se marcó hace mucho tiempo este corredor de largas distancias. Arropado por su equipo de apoyo (el equipo VidaTrail) y siempre acompañado por sus familiares, en especial su hermano César, Darío partió de madrugada de Guía de Isora, para recorrer los senderos del Parque Natural de Teno hasta llegar a la plaza de los Remedios de Buenavista del Norte.

Fue entonces cuando a esta caravana solidaria se unieron algunos corredores de la Isla Baja y el alcalde de Buenavista. A las 10.15 horas la Runspiral 2012, un reto con un trasfondo solidario, se dirigió entonces hacia Garachico.

El Muelle Viejo del puerto de la histórica villa norteña vio pasar a Dorta pasadas las 11.30 horas. A partir de ahí, comenzó un verdadero calvario para este ultratrainer.

En Garachico completó 150 kilómetros del reto, pero los 30 siguientes se convirtieron en un suplicio casi innecesario. El calor, la fatiga y un terrorífico kilómetro vertical castigaron con dureza las piernas del héroe de esta prodigiosa aventura, que sufrió como nunca lo había hecho para llegar hasta plaza de Viera y Clavijo de Los Realejos.

Sin embargo, su determinación le permitió superar el kilómetro 180.

DARIO DORTA RUNSPIRAL GARACHICO - LOS REALEJOS
Dorta, en uno de los complicados tramos que superó ayer. / DA

A partir de ahí comenzó a recuperar levemente el buen ritmo que llevaba anteriormente. Eso le permitió entrar en Los Realejos con un semblante mucho más sonriente, pero reconociendo que había atravesado la etapa más dura del reto. Aún así, la parada para avituallarse fue más larga de lo previsto. Darío se concedió una pequeña tregua, aprovechando unos instantes para recuperar ánimos y fuerzas rodeados de su mujer y sus hijos. Le quedaba el final de la prueba: el ascenso del Teide.

Darío abandonó Los Realejos en torno a las once de la noche, con el afán de completar la última noche de trayecto.

El terreno lo conocía bien, puesto que su último mes de preparación lo pasó en las faldas del enorme volcán tinerfeño. Se hizo rodear de un grupo especial de apoyo, corredores todos de su entera confianza y los elegidos para acompañarle en el último tramo.

El Teide les espera y, si todo transcurre dentro de la normalidad, en torno a las nueve o nueve y media de la mañana, Darío habrá hecho realidad su sueño.