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Vuelta a Pontevedra > Charo Zarzalejos

Cuando hace poco más de tres años Mariano Rajoy acudió a Pontevedra para iniciar la campaña que llevaría a Núñez Feijoo a la presidenta de la Xunta, él ya había superado extraordinarias dificultades internas en el PP y enfilaba el camino que hace poco más de ocho meses lo llevó a Moncloa.

En aquella ocasión, hace tres años, ya estábamos inmersos en la crisis aunque no la vieran unos ni nos la acabáramos de creer otros muchos. Pero ahí estaba, dispuesta a galopar sobre nuestras espaldas y aquí sigue, sobre nuestras espaldas y con la ansiedad lógica por ver que los sacrificios asumidos den resultado. Ayer, en su vuelta a Pontevedra, ya como presidente de Gobierno, Rajoy aprovechó la coyuntura tanto para apoyar a Feijoo como para recordar que este su Gobierno, “por lo menos” se ha lanzado a profundas reformas que, a juicio de Rajoy, darán sus resultados a medio y largo plazo.

Se acordó -lo hace a menudo- de la gente que peor lo está pasando y, coincidiendo con el estreno del IVA, el que el PP nunca iba a subir, Rajoy se empleó con especial énfasis. “¿Alguien cree que si por un minuto hubiera tenido otra alternativa lo habría hecho?” Una cosa parece obvia: si tuviéramos las arcas llenas, si no necesitáramos financiación exterior, si nuestra deuda no ascendiera a 900.000 millones de euros, ni Europa nos lo hubiera “recomendado”, Rajoy no lo hubiera subido porque no conozco Gobierno en el mundo que se dé tiros en el pie por nada, pero es que nuestro problema, al margen de los errores o aciertos del Gobierno, es que somos pobres, que no tenemos dinero para levantar la persiana y que, pese a todo, en el mes de julio se ha superado el déficit previsto para el conjunto del año.

Con todo, uno de los aspectos más llamativos de su discurso es que no hubo ni una sola palabra que hiciera referencia a la “insostenibilidad” de nuestro sistema autonómico. La cuestión no es menor pero es obvio que la estrategia de Rajoy no pasa por cuestionar nada que afecte al sistema autonómico. Le basta -y no es poco- con que cumplan con el techo de déficit del 1,5%, objetivo que para muchas va a ser un auténtico acto heroico. El aviso serio ha venido desde Bruselas: la independencia de alguna autonomía no tiene cabida en Europa.

También en Galicia estaba Alfredo Pérez Rubalcaba para apoyar al candidato por accidente que es Patxi Vázquez, elegido por aclamación y, como era más que previsible, Rubalcaba reiteró el discurso de los engaños de Rajoy y avisó a los gallegos de que cuidado, que después de las elecciones habrá más recortes.

La verdad es que el discurso socialista es extremadamente fácil, tan fácil que lo mismo lo puede hacer Rubalcaba que un recién afiliado a las juventudes socialistas, pero ocurre que la inteligencia y la responsabilidad de Rubalcaba están muy por encima de este discurso fácil y ya sabido. El PSOE debe dar una vuelta a un hecho cierto y es que hoy la única alternativa a Rajoy es Rajoy o un Monti que, dicho sea de paso, no ha sacado a Italia de donde estaba. ¿Por qué nadie piensa en un socialista? Es obvio que en España, además de crisis económica, tenemos otras crisis, y una de ellas, hoy por hoy, es que no hay alternativa creíble a Rajoy. Así comienza el curso, que promete ser movido.