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Acuarelas de Felipe Torres en Los Silos > Joaquín Castro

El Ayuntamiento de la Villa de Los Silos ha organizado en su sala Pérez Enríquez una exposición de acuarelas del pintor Felipe Torres, que se puede visitar hasta el 21 de octubre. Felipe Torres ilustra la tarjeta de presentación e invitación con un autorretrato donde demuestra su preparación técnica en el dibujo. Para el pintor Los Silos es un pequeño paraíso, que ha estudiado y con el que ha conseguido sus aspiraciones.

Las calles, la plaza de La Luz, el ingenio azucarero, el convento restaurado, el horno de cal junto al mar… Ha tratado además temas dedicados al Teide, rincones de El Tanque, Garachico, Icod, Buenavista, incluso la lagunera fuente de Cañizares han sido vistos con sus ojos de pintor, para llevarlos a sus acuarelas de grande y pequeño formato, coloristas y luminosas.

Felipe Torres acudía con frecuencia al estudio del pintor Guillermo Sureda, cuando pasaba largas temporadas en Tenerife. De él recibió lecciones muy importantes. Pintor de recursos y de elegante atmósfera, capaz de llevar a sus trabajos las transparencias mágicas de las calles silenses, húmedas por la lluvia. Incluso logra trasladar al cuadro el reflejo del sol. Nos encontramos ante un artista que trabaja los materiales con las técnicas precisas, sin sentirse esclavo del tiempo. Torres es un pintor vigoroso. Pinta con alma y vida, lleva mucho tiempo preparando esta exposición, documentándose. Por eso sus acuarelas tienen cuerpo y alma.

La pincelada es certera, está latiendo sobre el soporte y cada golpe de pincel es como su propia firma. Suele partir de una intervención pictórica que se extiende en el espacio, pasando por las calles, las paredes, las torres, los elementos arquitectónicos.
De esta manera el ambiente se convierte en metarrealidad, una puesta en escena para su evolución personal en todo su trabajo.

Enamorado de las luces, como vemos en sus paisajes callejeros, calles y torres de iglesias y también de las sombras. Para la acuarela el instante es decisivo, incluso en aquello que parece imperturbable, pues todo parece estar pintado de una sola mirada, como si la atmósfera fuera elemento singular. Enamorado del mar, sus aguas son muy personales, incluso le gusta presentarlas con algún barco. Es un conocedor de la armonía. Los entornos que estimulan sus condiciones como artista cromático son aquellos en los que todo está dispuesto para ser pintado. Sus temas son para partir en dirección hacia nuevos estados de incidencia lumínica, ofreciendo unas particulares composiciones cromáticas.

Torres nos ofrece a través de sus gamas predominantes un resultado siempre gratificante, que agradece el espectador.