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Aurinegros de cuna

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Óscar Díaz, en un juvenil del Canarias y en el Santiago Martín, junto a Alejandro e Israel. | DA

JUAN S. SÁNCHEZ | Santa Cruz de Tenerife

Que el CB Canarias es más que un sentimiento es algo que no se le escapa a nadie. La religión aurinegra se profesa casi desde la cuna. Desde allí la empezaron a practicar tres miembros actuales del club. Ninguno de ellos mete canastas, pero las metió en su momento vestido de amarillo y negro. Ninguno anota desde el 6,75 pero sí que lo hicieron desde el extinguido 6,25. Ninguno de ellos es protagonista pero los tres son parte fundamental del crecimiento deportivo de una entidad que casi les ha dado la vida. Aniano Cabrera, Óscar Díaz e Israel Martín pertenecen a la estructura actual de la entidad pero a los tres les une un pasado común como jugadores del equipo aurinegro.

En el caso de Aniano, gerente del club, su trayectoria como canarista también empieza como jugador de las categorías inferiores. “Yo he sido monaguillo antes que fraile”, señala un hombre que ha pasado por todos los escalones jerárquicos del club. “He repartido las camisetas, he lavado los equipajes, he entrenado, he reclutado jugadores, he fichado… he hecho de todo”, por un club que considera “una forma de vida” y sin el que no concibe su existencia.

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Aniano, con un equipo júnior, como delegado de José Luis Camarillo y en la actualidad (derecha). | DA

“El que pasa por el Canarias es aurinegro para siempre”, señala Aniano, que después de su etapa como jugador, hizo de delegado y ayudante en algunos equipos de categorías inferiores con éxito. Entre estadísticas fue haciendo el curso de entrenador nacional y cuando el club se fusionó con el Tenerife AB, Aniano dio el salto a la capital para trabajar en el nuevo representativo insular. Allí estuvo cinco años en los que llegó hasta a ejercer de primer entrenador en un partido a domicilio contra el Melilla del que salió victorioso.

Luego emprendió el camino de vuelta a La Laguna para empezar su trabajo en la sombra. Su esfuerzo, siempre anónimo, ha sido tan válido como el de los jugadores o los técnicos que han devuelto al club a lo más alto 21 años después. “El Canarias es pasión, es mi vida”, sostiene Cabrera que vio llegar al club a Óscar Díaz como jugador y fue uno de los valedores de su retorno como preparador físico.

Díaz, como todos los laguneros, vive el Canarias de una forma diferente… desde hace muchos años. Tantos, que recuerda con entusiasmo aquellas jornadas en su colegio, el Luther King, en el que veía cruzar la cancha de minibasket donde entrenaba a los McNeill, Cabrera, Aciego, Méndez o De las Casas que iban camino del pabellón para ejercitarse. “Aquella época es inolvidable, cuando uno se colaba entre las gradas del pabellón y vi los partidos allí, entre las piernas de los aficionados”, cuenta el actual encargado de la preparación física de la primera plantilla, que recuerda a personajes ilustres como El Bombia. Óscar jugó en el Canarias nada más salir del Luther King. Fue un base escurridizo, con capacidad de dirección y anotación que luego militó en el Juventud Laguna y regresó a la disciplina aurinegra para cumplir, en dos etapas, su labor como preparador físico. “El secreto de este club es que siempre ha sido fiel a su filosofía de cuidar a las personas y este es el resultado de tantos años de trabajo, empezando desde cero con gente de la casa hasta ahora. El Canarias siempre ha calado en todos los que han estado en el club”, admite Óscar con orgullo de una entidad “de currantes desde el primero hasta el último”.

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Israel, el día del ascenso a la Liga Endesa y como jugador júnior. | DA

Raza blanca…
Tirador letal, zurdo, anotador compulsivo. Ese era Israel Martín como jugador y esas fueron las características que le llevaron a permanecer durante 10 años en las categorías inferiores del club. Llegó desde La Victoria y se quedó en el club.

Estuvo en el Tenerife Baloncesto en el que llegó a ser ayudante de Gustavo Aranzana en la ACB y luego fue rescatado por Alejandro Martínez para el proyecto aurinegro.

“Esta es mi casa. Así me he sentido desde el día en que llegué”, reseña el ayudante de Martínez que reconoce que “este club es diferente, es una familia, es un orgullo”, admite Martín que considera al CB Canarias “como una religión”.