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Bodas de plata al frente del volante

Eloy Hernández, conductor de ¨Titsa. | DA

JESSICA MORENO | Santa Cruz de Tenerife

El próximo mes cumple 25 años trabajando delante de un volante. A los 31 años, Eloy Hernández se presentó a la convocatoria de plazas para trabajar en la empresa pública de Transportes de Tenerife, Titsa. Una vez aprobadas las pruebas y obtenida la plaza, en 1987 comenzó su andadura en la compañía, lo que ha hecho que haya recorrido muchísimas veces la Isla con una guagua.

“En estos momentos no me imagino mi vida con otro trabajo”, asegura. Aunque al principio tenía “miedo” de conducir los vehículos y trasladar a los usuarios, afirma estar muy satisfecho y contento de pertenecer a esta plantilla, formada por más de 1.600 trabajadores. Desde esos primero años en los que comenzó en Titsa, “la compañía ha cambiado totalmente”. El dispositivo que más ha ayudado a los trabajadores es el Sistema de Ayuda a la Explotación (SAE), que mejora la navegación y su seguridad, y matiza que los vehículos han evolucionado mucho. “Recuerdo las primeras guaguas que para indicar la parada en la que los pasajeros se querían bajar tenían que tirar de un cordel de las campanas”, recuerda este conductor. También alude a que en aquellos primeros años, “había muchas menos líneas, menos guaguas y éstas iban más llenas”.

“Ahora la flota nada tiene que ver con esos tiempos, es pura tecnología avanzada”, afirma, y bromea señalando que lo “único que le falta es que se conduzcan solas”.

Otra de las anécdotas que recuerda el entrevistado es cuando los maleteros de las guaguas se cerraban desde dentro. “Algunas veces nos íbamos con las maletas y sin los pasajeros, o al revés, y en alguna ocasión se abría a medio camino”, cuenta. Este empleo le ha servido a Eloy para recorrerse la Isla, ya que ha trabajado en todas las estaciones. Aun así, desde los últimos 16 años realiza siempre el mismo recorrido. Se trata de la ruta 111, entre Santa Cruz de Tenerife y Playa de Las Américas.

“Ya conocemos a muchos de los usuarios y sabemos a donde van”, apostilla. Como anécdota, sostiene que le ha permitido aprender a hablar “el inglés comercial de Titsa” -como el lo denomina- para poder comunicarse con los clientes extranjeros.

Por último, asegura que no se imagina su vida trabajando en otra cosa, y precisa que mucha gente es consciente de la responsabilidad que tiene al volante.