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Cantinfladas presidenciales – Por Miguel L. Tejera Jordán

“Canarias es más importante que todo el petróleo del mundo” (Paulino Rivero dixit). Las cantinfladas populistas me irritan el estómago, inflaman mi tracto intestinal y me producen flatulencias de difícil contención. Así que debo darles salida, antes de que se me reviente el píloro. Por ello le diría, al señor presidente del gobierno de Canarias, que se deje de paparruchadas nacionalistas, que ya no se las creen ni Los Rumberos y que se aplique en sacar provecho de una posible existencia de hidrocarburos en los fondos marinos de nuestras aguas, en lugar de ir por ahí, permanentemente, inaugurando ferias de ganado o museos del carnaval, que es en lo que se ha especializado últimamente.

¡Claro que Canarias es importante! Y más que lo sería si dispusiera de petróleo y de gas natural propios.

Hace cuarenta años, Noruega era un gran país, próspero y desarrollado. Pero desde que los noruegos descubrieron enormes recursos energéticos debajo de los fondos marinos del mar de su mismo nombre, Noruega es todavía más próspera y desarrollada. Tanto, que es el tercer exportador de petróleo del planeta, después de Rusia y Arabia Saudí. Posee el más alto índice de desarrollo humano, es el mejor ejemplo de estado del bienestar y dispone de la segunda renta per cápita de la Tierra, tras Luxemburgo.

Obviamente, Canarias no es Noruega, ni el señor Rivero Jens Stoltenberg. El último es un tipo inteligente que preside un gobierno que gestiona los recursos económicos sabiamente, transfiriendo a la sociedad noruega los beneficios de la enorme riqueza que atesora este país escandinavo. Sin embargo, Rivero se parece más a un gobernante preocupado por el imán que se le ha pegado en sus posaderas – y que le tiene adherido a su cargo público – para desgracia de los isleños. Lo que le pasa a Rivero es que Soria, de ministro en Madrid, además de Industria, tiene ahora la sartén de los asuntos canarios por el mango y tanto Soria, como Rajoy, le están arrojando a la cuneta.

Noruega no tiene a la tercera parte de su población activa en paro, antes al contrario, raya casi en el pleno empleo. La explotación de sus recursos energéticos ha potenciado su industria, su comercio, su influencia e importancia en el mundo. El Estado ha hecho tal acopio de ahorro y de reservas con su inteligente planificación y explotación de sus riquezas, que ha garantizado la prosperidad de sus ciudadanos por muchas generaciones. Aquí, los canarios tienen que marcharse fuera: médicos, enfermeros, arquitectos, ingenieros, emprendedores de toda clase.

En Noruega el petróleo y el gas conviven con su tradicional sector pesquero, sin que nadie se rasgue las vestiduras. Y el turismo, basado en las gigantescas bellezas de sus increíbles paisajes, aporta no poco dinero a las arcas públicas.

Aquí, mezclamos petróleo con industria turística, el plátano con la manga y la feria de Pinolere con el rastro capitalino.

Y cuando se incendia el monte y casi no se han apagado las llamas, se invita a los Príncipes de Asturias a contemplar el desastre de La Gomera. Eso sí: esta vez con apenas 200 vecinos de nada congregados en la plaza de Chipude, ante sus altezas y, cómo no, ante el ministro Soria, el presidente Rivero y el presidente Curbelo, quienes, por su probada ineptitud e incompetencia, casi se cargan para siempre el monte del Cedro y, por ende, la totalidad de la isla colombina.