algo más que palabras>

Cuando se siembra violencia> Por Víctor Corcoba Herrero

El mundo tiene hoy un problema social de violencia extrema. Las barbaries que se han venido sembrando para garantizar intereses y expandir la dominación de los poderosos, la continua intimidación con armas nucleares o de destrucción masiva, la imposición de movilizaciones han generado una espiral de crimen y fanatismos que sólo pueden frenarse trabajando por el bien de la especie, sin exclusiones, siendo más justos, tolerantes, fabricando menos armas y más escuelas.

Hemos de marcar, pues, otro orden de prioridades más sensibles con la vida de las mismas personas. No es suficiente con hablar de paz, máxime cuando se siembra terror y se cultiva la intransigencia o se adoctrina socialmente con el fuego del odio y la venganza.
Por desgracia, hemos convertido esta siembra violenta, que nos circunda por todos los países, en algo normal y no lo es, porque al final ese espíritu violento nos acaba degradando a todos.

Por ello, uno puede expresar un descontento, pero con la condición de manifestarlo pacíficamente. No son de recibo la destrucción de bienes, con el despilfarro de dinero que esto supone, y mucho menos la lesión de personas inocentes, que pueden toparse con la muerte.

Una cultura de paz no se aviva manifestándose a pedradas, utilizando la sinrazón y violentando normas democráticas, promoviendo la traición y desplegando el rencor.
Por consiguiente, pienso que todos tenemos el derecho a vivir una vida libre del drama de la violencia. El buen juicio para nada necesita de hechos fanáticos.

corcoba@telefonica.net