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Un espejo en Villaviciosa de Odón

FRAN DOMÍNGUEZ | Madrid

Aspecto de unas calles más concurridas del pueblo. / DA

La Orotava se estrena mañana como ciudad universitaria, la tercera del Archipiélago -tras La Laguna y Las Palmas-, con el inicio del curso académico en la Universidad Europea de Canarias (UEC). Eso sí, se trata del primer paso de un -por ahora- tímido camino, porque la UEC tendrá en su primer curso de existencia un número discreto de alumnos, algo más de un centenar, que acudirán a clase en una antigua casona del casco histórico de la villa norteña.

La UEC, que forma parte de Laureate International, una red mundial que reúne a más de 60 universidades privadas, cuenta con la autorización del Gobierno de Canarias desde el pasado mes de junio para impartir su actividad docente de forma provisional en la denominada Casa Salazar. La UEC obtuvo el reconocimiento como universidad en julio de 2010, tras su aprobación legislativa en el Parlamento regional. Los problemas de financiación para poder levantar el edificio universitario proyectado por parte del promotor de las obras -la asociación de pequeños y medianos empresarios del Valle de La Orotava (Apymevo)- hicieron que Laureate tomara la iniciativa de intentar abrir una año antes de la fecha estipulada (2013) y en un emplazamiento provisional, tal y como finalmente se ha producido.

Sin embargo, a pesar de estos condicionantes, se han puesto los mimbres para que La Orotava se convierta en una ciudad universitaria en toda regla, cuyo alcance está aún por ver; sobre todo, si se cumplen las expectativas socioeconómicas creadas una vez se construya y se ponga en marcha el campus universitario en una parcela anexa al centro comercial de San Agustín (en un solar distinto al previsto en un principio, obra que tiene que ejecutarse antes de 2015, período tope en el que la UEC debe asumir sus compromisos en relación a los edificios e instalaciones contemplados en la ley de reconocimiento).

[apunte]Una universidad te da caché a todos los niveles
José Jover Sanz es el alcalde de Villaviciosa de Odón, A su juicio, la llegada de la UEM al pueblo supuso un “cambio absoluto”. “Con la universidad ha habido una transformación muy grande porque ha traído una población joven que ha dinamizado todo de manera sustantiva, en el sentido empresarial y de ambiente. De hecho, es la mayor empresa del municipio: nuestro motor”. Si bien, admite, que fue un impacto la llegada súbita de tanto estudiante: caras nuevas, en definitiva, en un entorno de pueblo. “La población local se ha hecho a la universidad”, apostilla. Pero, ¿albergar una universidad también tiene inconvenientes? “Si lo pusiéramos en una balanza, las ventajas son infinitamente mayores que las desventajas. Éstas últimas son las propias que genera la euforia y la juventud. Lo típico en una ciudad universitaria: hay fiestas en pisos hasta altas horas, y algunos vecinos, lógicamente, protestan, etcétera; pero es normal. La gente es muy respetuosa. La inmensa mayoría de los residentes en Villaviciosa están muy conformes con la universidad porque genera beneficios”. Jover, incluso, le da un consejo al alcalde de La Orotava: “Que venda bien al vecino las ventajas que tiene una universidad, y la buena imagen que ofrece la universidad: te da caché a todos los niveles”. [/apunte]

La Orotava puede tener como referencia universitaria a la localidad de Villaviciosa de Odón, que alberga en las afueras de su casco urbano a la Universidad Europea de Madrid (UEM), sede central en España de Laureate International y casa matriz de la UEC. Con cerca de 30.000 habitantes (La Orotava supera ya los 40.000), Villaviciosa, al suroeste de la capital española, se convirtió en ciudad universitaria en la década de los 90 del pasado siglo. Villaviciosa de Odón era hasta hace poco más de 30 años un municipio fundamentalmente rural que iniciaba su transición a una economía sustentada en el sector servicios. La llegada de la universidad -en la actualidad, la UEM posee unos 16.000 alumnos- fue el detonante para el despegue de esta pequeña ciudad, ubicada en la cuenca del Guadarrama y que limita con términos como Móstoles, Alcorcón o Navalcarnero. Un municipio que rezuma historia como puede contemplarse en algunas de sus edificaciones como el lugar conocido como El Castillo (donde murió el rey Fernando VI)o la Casa Palacio Manuel Godoy.

Imagen de la Casa Palacio Manuel de Godoy, en Villaviciosa. | DA

Un simple paseo por el centro urbano de Villaviciosa te proporciona una primera idea de lo que supone la cercanía de una universidad y de lo que se genera alrededor para un pueblo de similares características a La Orotava. Negocios como copisterías, librerías, bares, inmobiliarias o, de manera más explícita, residencias de estudiantes, se dejan notar en el paisaje del casco. La UEM, en este caso, ha significado, en mayor o menor medida, un revulsivo económico para sus habitantes, y también ha alentado la dinamización social con la presencia de estudiantes en sus calles. “Se nota mucho en el pueblo cuando se van los estudiantes”, comenta Alicia del Castillo, propietaria de una copistería que abrió sus puertas hace 11 años, y que vio una oportunidad de prosperar con este negocio. “Mi clientela es un 90% eminentemente universitaria. Si no hubiera estudiantes, cerraríamos”, confiesa cuando se le pregunta por el impacto de la universidad.

[apunte]Tenemos un reto en las Islas con nuestro modelo educativo
La rectora de la UEM, Águeda Benito, defiende a ultranza el modelo educativo de la red Laureate y está segura de que va a cuajar en las Islas con la apuesta de la UEC, “lo mismo que ha ocurrido en Villaviciosa de Odón”. “Tenemos en Canarias una auténtico reto, porque es una comunidad que está siendo azotada por un paro brutal. Creemos que hay cambiar algunas formas de afrontar la vida laboral; por eso, el emprendimiento tiene que ocupar un papel muy importante”. Benito resalta el “modelo internacional” que ofrece su universidad: “muchas oportunidades de intercambio y de enriquecimiento mutuo”. “Además somos muy sensibles a las necesidades de la sociedad y, en particular, del mundo laboral. No diseñamos ninguna carrera sin haber preguntado a ese sector qué necesita”, remarca. La rectora de la UEM no está de acuerdo en que este tipo de universidades sean para ricos que se dé más facilidades para aprobar “porque pagan”. “Nosotros preferimos, al hablar de universidades, de públicas o privadas, de buenas o malas. Es verdad que en el pasado las universidades privadas eran esos sitios a los que iban los ricos. La educación se ve cada vez más como una inversión, no como un gasto. Hay familias que tienen que pedir un préstamo para que sus hijos estudien”. [/apunte]

Miguel Aguirre es el dueño de una de las cinco residencias legales de estudiantes existentes en el pueblo, y que tiene por nombre Villacesmar, y que pasa por ser de las de más solera y trato familiar. Atisbó una oportunidad de negocio con el advenimiento de la universidad y no dudó ni un momento en dedicarse en cuerpo y alma a la empresa: primero en un inmueble de su propiedad y luego construyó la actual residencia. “Hay muy buen ambiente aquí. Tenemos amigos de toda España. Además, viven muchos canarios con nosotros”, apostilla. Si las residencias, incluida alguna otra que no está reconocida, son unos de los negocios que pululan en una ciudad que vive al socaire de un centro de estudios superiores, qué decir de los pisos de alquiler. “Si se marchara la universidad, esto sería un desierto. De hecho, la universidad ha amortiguado en cierta manera la crisis en nuestro sector”, arguye Ernesto González, un simpático gallego afincado desde hace muchos años en Villaviciosa de Odón. González, quien es responsable de proyectos de la empresa Anur. Servicios Inmobiliarios, lo tiene claro: “Si hay universidad, hay negocio”.

Como también lo piensa Emanuel Riveira. Este joven emprendedor regenta desde 2008 uno de los locales de copas más populares de Villaviciosa de Odón, donde hay más de 200 bares. Aunque su clientela no es exclusivamente universitaria, sí reconoce que los estudiantes son un auténtico reclamo. “Son el motor del municipio. Nos dan ambiente y estimulan el consumo. Con el verano se nota el bajón de gente”, enfatiza.

Riveira también nos habla del aspecto bullicioso del estudiantado. “Como en todos sitios, donde hay estudiantes hay fiesta y diversión, pero los universitarios siempre son más correctos”.
Y es que el aporte de gente joven infiere cierta alteración del modus vivendi tradicional local, algo a lo que no ha sido ajeno Villaviciosa y que vivirá La Orotava de cuajar su proyecto universitario.