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La guerra contra el botellón se salda con más de 100 multas en tres meses

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El procedimiento sancionador ha conseguido que se pueda multar si se incumple la ordenanza. / MOISÉS PÉREZ

LUIS F. FEBLES | Puerto de la Cruz

La caza al botellón cuantifica sus éxitos a golpe de sanciones. Así, el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz ha registrado, desde la aplicación de la ordenanza de convivencia ciudadana hace tres meses, más de 100 multas por consumir alcohol en la vía pública. Además, todavía permanecen 74 expedientes sancionadores pendientes de incoar, tras aprobarse el procedimiento punitivo de la normativa municipal que contemplaba recargos de hasta unos 1.500 euros por este tipo de infracciones.

Las acciones dirigidas al control del orden en la ciudad turística no solo van encaminadas a atajar el problema del botellón: los aparcacoches ilegales o gorrillas también están en el punto de mira. En este último mes, se han contabilizado más de 21 denuncias contra estos individuos que suelen tener su campo de acción en la explanada del muelle y el barrio de Punta Brava, con incautaciones de elevadas sumas de dinero y materiales. Realizar necesidades fisiológicas en la calle o repartir publicidad no autorizada también han sido el objeto de acción de los cuerpos de seguridad.

El concejal de Seguridad y Personal, Luis Miguel Rodríguez (del PP), destaca la efectividad de estas sanciones para frenar el consumo de bebidas alcohólicas, principalmente entre los jóvenes. “Se ha reducido de forma considerable esta práctica en las calles más concurridas de Puerto de la Cruz. Hay que evitar actos vandálicos como los ocurridos en la avenida Familia Bethencourt y Molina que arrasaron con los aparatos de gimnasio y destrozaron los parterres”, lamenta el edil popular.

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Padres e hijos

Muchos son los menores que han sido sancionados por consumir alcohol durante los fines de semana en alguna plaza o calle de la ciudad. Este dato preocupa al Ayuntamiento, ya que los padres de los jóvenes no saben las costumbres ociosas de sus hijos. El responsable municipal en esta materia, Luis Miguel Rodríguez, indica que “es una obligación promover el cambio de estas costumbres arraigadas en un alto porcentaje de jóvenes del municipio”.

Incluso, Rodríguez cuenta que una vez “apareció uno de los padres de una joven que había sido sancionada para pedirnos perdón y agradecer que este tipo acciones son las adecuadas; me sorprendió, pero es el camino a seguir”. Eso sí, recalcó que las multas han sido de carácter leve, y se incrementa en el caso de reincidencia. “En cuanto al rédito económico, ha sido mínimo. Tan solo representa el 1% dentro del presupuesto del Consistorio”.

Por el momento, las actuaciones para frenar el botellón seguirán produciéndose hasta convertir a la ciudad turística en un lugar donde el ruido, el alcohol y la basura generada no sean un problema irremediable”.

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