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La librea y la generosidad de un pueblo: Valle de Guerra> Por Fernando Clavijo Batlle

Ser alcalde de un municipio tan rico y variado en sus manifestaciones como San Cristóbal de La Laguna, hace que uno tenga la enorme suerte de poder asistir a momentos únicos en los que la colaboración y la generosidad del pueblo son el elemento distintivo. Uno de esos momentos es, sin duda, La Librea de Valle de Guerra. Porque, más allá del evidente valor etnográfico y cultural que atesora esta manifestación artística en forma de auto sacramental; más allá del reconocimiento a sus valores culturales, que todos alaban y que han sido ensalzados a lo largo de los siglos, está el hecho indiscutible de que se trata de un acto de trabajo colectivo y desinteresado.

Un engranaje perfecto que tiene como base fundamental la unión de un pueblo y su deseo de preservar las tradiciones para las generaciones futuras.

El pasado 13 de octubre, en la plaza de la iglesia, como es tradición, pudimos disfrutar de nuevo de este espectáculo que se enmarca cada año en las Fiestas en Honor a Nuestra Señora del Rosario, patrona del valle y protagonista de la representación.

Por allí desfilaron, ante la admiración de quienes lo contemplábamos, los personajes más destacados de la famosa Batalla de Lepanto, con su preámbulo de relato de acontecimientos históricos y toda su dimensión épica: Felipe II, El Papa Pío V, El Dux Veneciano, las huestes de Alí Bajá… La escenificación de La Librea, que siempre nos sorprende, no ha perdido, a pesar de los tiempos que corren, ni un ápice de brillantez, porque es bien sabido que este pueblo se crece ante las adversidades y saca lo mejor de sí mismo en épocas difíciles.

Así ha ocurrido en Valle de Guerra, donde hemos podido comprobar el buen hacer de un equipo de gente joven, lleno de ilusión, capitaneado por Imobach Herrera, que desde la Asociación Cultural Amigos de La Librea ha querido contar con la dirección de Burka Teatro para poner en marcha un proyecto renovado que guarda, sin embargo, la mejor esencia de las primeras representaciones, que tienen ya más de cuatro siglos de Historia.
En la escenificación de este año participaron más de un centenar de valleros y valleras, de todas las edades, que viven como suya una representación que tiene como mayor valor el hecho de ser del pueblo y para el pueblo.

Un pueblo generoso que se prepara tres meses antes, robando tiempo a sus ocupaciones cotidianas para que nade falle al llegar el día. A este nutrido grupo de actores hay que sumar las 80 personas entre músicos, artistas y colaboradores que, de manera altruista, se encargan de las labores de organización y montaje para que nada quede al azar.

Hay otras Libreas, por supuesto, no solo en la Isla sino en otros muchos lugares. Y cada una de ellas, sin duda, tiene su valor; pero la que se conserva en Valle de Guerra, de singular belleza, cuenta con el añadido de que, desde su mismo origen, ha sido patrimonio de los vecinos que la crean, la elevan y la hacen mejorar cada año.
Y eso es difícil de superar. Enhorabuena a todos.

*ALCALDE DE SAN CRISTÓBAL DE LA LAGUNA